La ministra cubana de Educación reitera que las clases no se suspenderán. Los padres temen que sus hijos se contagien de coronavirus
Los directivos del Ministerio de Educación de la República de Cuba han dictaminado que las clases no se suspenderán ante los casos de coronavirus ya confirmados en el país.
Según el diario oficialista Juventud Rebelde, la ministra de este sector Ena Elsa Velázquez Cobiella reiteró que no existe orientación alguna de cerrar escuelas ni de que los estudiantes tengan que usar nasobuco obligatoriamente.
“Siempre hay quien es más creativo, pero no se pueden tomar medidas extremas e innecesarias, que al final tampoco son efectivas. Si el alumno o el profesor tiene tos, tiene un estado gripal no puede venir a clases y debe asistir a su área de salud para ser chequeado”, agregó la funcionaria.
“Porque aparezca un caso no se cerrará el centro escolar, solo se tomarán medidas con aquellos alumnos que son más cercanos al enfermo”, destacó Velázquez Cobiella, expresión que creó un malestar enorme entre muchos ciudadanos, quienes manifiestan que evidentemente la ministra no conoce mucho sobre los riesgos y factores de contagio del coronavirus.
“Es casi un crimen que si un estudiante se infecta por coronavirus no cierren la escuela. Se supone que ese individuo estuvo en contacto con otros alumnos además de con profesores, y así sucesivamente, hay pocos lugares donde el virus pueda propagarse con tanta facilidad como en una escuela, sobre todo en Cuba, donde las personas respiran unas encima de las otras”, comentó indignado el habanero Waldo Fernández.
Irma Salgado, profesora de primaria, sostiene que “es muy difícil controlar que los niños pequeños cumplan con las normas de higiene. Aunque uno les insista en el cuidado y en la necesidad de lavarse las manos con frecuencia, no es lo mismo que cuando están en casa, por no hablar de que el contagio en espacios como estos tiene muchas más probabilidades”.
En sentido general, son muchos los estudiantes, padres y profesores que consideran que mantener las clases y el horario habitual en los centros de trabajo no es la medida más sensata en un país como Cuba, donde la higiene no es uno de los fuertes. “Ir a la escuela significa para muchos tener que usar el transporte público, asunto que aquí es un desastre. Por otra parte, está la aglomeración inevitable que existe en las escuelas, donde se reúnen niños, padres y maestros. No creo que la mayor de las Antillas deba darse el lujo de continuar como si nada, está claro que lavarse las manos no resuelve todos los problemas”, alega Dainerys Díaz, estudiante de preuniversitario.
“Mi hija irá a la escuela en tanto no exista en el centro ningún caso de contagio, al primero que ocurra lo saco de ahí y no regresa hasta que las cosas no vuelvan a la normalidad. Luego con decir el número de fallecidos en una nota de prensa, ellos lo resuelven todo”, dice Gisela Navarro, madre de una niña de cuarto grado.
“Lo más triste es que todo forma parte de mantener una apariencia. Hasta en estos casos el gobierno cubano vive de una falsa imagen”, opina Sergio Juárez. “Lo que les interesa es aparentar que todo está en orden, que en Cuba nadie entra en pánico y que todos los problemas se vencen”.
La titular cubana de Educación también apuntó que al igual que ante otras epidemias en el archipiélago como el H1N1, zica, chikungunya o dengue, en el caso del COVID–19 también se evitarán las cadenas de contagio.
“Yo creo que no es preciso hacer comparaciones. Es ilógico tratar de equiparar una enfermedad respecto a otra”, explicó el epidemiólogo Julio Luis Zaldívar. “Cada una tiene sus especificidades, así como también cada organismo reacciona de una manera distinta. Eso sí, el nuevo coronavirus describe rasgos muy propios. Su nivel de contagio es mucho mayor que el del H1N1 o el dengue, donde te tiene que picar un mosquito Aedes Aegypti, que haya picado anteriormente a una persona enferma para que entonces tú adquieras la enfermedad. Hablando en términos de estadística y probabilidades, y tomando de ejemplo su evolución en la población mundial, no creo que sea conveniente darle el mismo trato al Covid 19 que al resto de las patologías. Si peligroso es crear estado de pánico, peor aún es la indiferencia”.
Texto y fotos: Lucía Jerez