Los que usan las gazellas se quejan de los precios en las noches, pero los chóferes se defienden. El Ministerio de Transporte accedió a que fijaran precios de taxis libres pasadas las 9 de la noche
Las gazellas, ruteros o pequeños microbuses que circulan, sobre todo en la capital de Cuba, constituyen uno de los medios de transporte estatales más utilizados. Además de tener una amplia variedad de rutas y ser relativamente cómodos suelen ir a una mayor velocidad que los ómnibus y ofertan un servicio más eficiente, por lo que el viaje, por largo que sea, resulta mejor.
Si bien cada uno de los trayectos de las gazellas están fijados por 5 pesos cubanos, últimamente han sido varios los ciudadanos que han cuestionado lo que han debido pagar, sobre todo durante la noche. “Hay una cosa clara, cada tramo es por cinco pesos. Por ejemplo, si usted va desde la Avenida 31 a la Calle O del Vedado debe abonar solo 5 pesos al conductor; pero si en lugar de subirse en 31, usted abordó el taxi en la Avenida 112, o en 76, entonces el importe aumenta a 10 pesos, pues ha combinado dos rutas, y por tanto, el saldo se duplica. Así ocurre sucesivamente: el precio como tal, es en dependencia del itinerario”, explicó a Cubacomenta Alexis Ortiz, chofer de uno de estos vehículos.
Sin embargo, la versión de quienes usan este servicio dista mucho del discurso que generalmente intentan sostener los conductores. “Sobre todo en horas de la noche, pasadas las 9:00 pm específicamente, no hay quien se tope con un taxi de estos por 5, ni siquiera por 10 pesos, aunque solo se trate de par de cuadras”, cuenta Teresa García.
“El viernes pasado a las 9 y 30 de la noche, o tal vez un poco menos yo estaba intentando abordar un transporte en la parada de ómnibus de 12 y 23 en el Vedado. Sentí mucho alivio cuando vi llegar una gazella, en realidad son muy cómodas porque uno puede ir sentado. Pero grande fue mi sorpresa, cuando, antes de subirme, el conductor me dijo que eran 25 pesos hasta el Coppelia. Por supuesto, entré en cólera y dije que no”, agrega la señora.
Una situación similar vivió Oscar Sánchez, quien la pasada noche debió pagar 1 CUC o 25 pesos para transportarse desde el Hospital Pando Ferrer, conocido como La Ceguera, en Marianao, hasta la entrada del túnel de Línea, recorrido que en el horario diurno no excede los 10 pesos en moneda nacional. “Me tuve que montar porque era tarde y no estoy acostumbrado a andar a esas horas por la ciudad, las calles están muy oscuras. Pero ese es un gasto que puede hacerse en un momento de urgencia, no todos los días”.
Alfredo Sosa, conductor de uno de estos metrotaxis aclara que la tarifa de recorrido durante el día no tiene nada que ver con la de la noche. “Nuestra escala de precios estamos obligados a cumplirla de 6.30 am a 9.00 pm. A partir de esa hora somos libres de poner la cifra que creamos conveniente”.
Aunque resulte asombrosa esta modalidad está amparada por las instancias gubernamentales, quienes fijaron que pasadas las 9.00 pm estos taxis son de oferta y demanda, por tanto, los choferes pueden establecer montos al libre albedrío. Así lo evidencia un artículo publicado por el diario oficialista Cubadebate el pasado mes de mayo, donde se precisa que “el servicio en ruta se realizará de 6:30 am hasta las 9:00 pm todos los días de la semana, y luego de este horario podrán brindar el servicio como taxis libres”.
“Teniendo en cuenta que el Estado les dio banda ancha luego de cumplir el horario establecido, entonces todo el peso pudiera adjudicársele a los chóferes que carentes de sensibilidad o conciencia cívica abusan de los transeúntes, aplicándoles importes descomunales”, lamenta Niurka Gómez.
Por su parte, Roger Figueroa, chofer, alega que ellos también tienen que vivir. “Lo que la gente desconoce es que nosotros debemos invertir en estos carros si queremos trabajar y que funcionen. Si una pieza se rompe nos mandan a parquearlos en un garaje a esperar que el Estado los arregle y de eso pueden pasar meses, si es que ocurre. Como uno no quiere quedarse en la casa porque necesita el dinero, está obligado a comprar las maquinarias y hacerlo todo por su cuenta. Desgraciadamente es una inversión que tenemos que sacar”.
Ana Fábregas sostiene que lo más idóneo sería lograr un balance, a fin de que ninguna de las partes salga afectadas. “No es menos ciertos que los chóferes deben gestionar las piezas cuando ocurre algún desperfecto, lo cual implica un gasto. Pero una cosa es esa y otra es la explotación. Se puede llegar a un acuerdo, pero realmente es insólito que un recorrido de 10 cuadras valga 25 CUP”.
El discurso oficialista se justifica alegando que estas medidas están encaminadas a favorecer a los ciudadanos y garantizar un clima de estabilidad y disciplina. Sin embargo, el problema del transporte en Cuba no se soluciona pasadas las 9 pm. De hecho, se pone peor. Si ante la carestía de las gazellas las personas se disponen a esperar por las guaguas, la noche puede hacerse eterna. Nunca son más irregulares los ómnibus como en el horario nocturno, por lo que han quedado bautizados como fantasmas en el argot popular. Disparar el costo de los recorridos de los microbuses amarillos al anochecer los aparta del motivo fundamental por el que fueron puestos, aliviar la fiebre perenne que el déficit de transporte no deja de provocar en la isla.
Texto y fotos: Lucía Jerez