Los cubanos salen a buscar carne de puerco y nada. Después que subieron los precios de forma desmedida en diciembre, ahora se perdió
El cubano, por costumbre, come carne de puerco con bastante frecuencia: días festivos, celebraciones, fines de semana. Congrí, yuca y bistec es uno de los platos más degustados. Sin embargo, en La Habana, después de la subida excesiva que presentaron los precios de la carne de cerdo durante el mes de diciembre, los ciudadanos han visto su desaparición progresiva.
“Se perdió el puerco”, exclama Ramón Vidal a la salida de Variedades 23 y 10, en el Vedado. “Caminé la ciudad entera y no encontré nada”.
Las entidades estatales fueron las primeras en sentir la falta de puerco. “El codiciado pernil se esfumó y las partes disponibles del animal pasaron a ser la cabeza, las patas y las orejas. Ahora ya no hay ni eso”, relató el dependiente de la carnicería especializada El Reino, ubicado en la calzada de Diez de Octubre. Estos establecimientos han quedado prácticamente vacíos. Solo ofertan, a veces, salchichas, jamonada o croquetas.
A Deysi Suárez, ama de casa residente en el Vedado, se le ha olvidado la última vez que probó un fricasé de puerco. “Ojalá y diciembre llegue rápido para volver a comerlo”, bromea. Hacer colas para comprar lomo o costillas era parte de sus quehaceres.
“Primero solo lo sacaban en las ferias agropecuarias municipales los fines de semana. Después en los mercados más grandes y ahora, con suerte, lo encuentras una vez al mes, cuando abastecen. La falta de puerco se siente, por momentos se vuelve más duro llevar comida a la casa”, aclara Lourdes Peña, habanera de 27 años.
Hace algunas semanas los medios oficialistas reconocieron la escasez existente a partir del incumplimiento del sector alimenticio en el 2019. Según explicaban, el país espera obtener en 2020 cinco kilogramos de alimento animal por persona cada mes, mientras que en el semestre anterior apenas se lograron 200 gramos per cápita. De los productos de la dieta básica del cubano, “hoy solo alcanzamos total soberanía en uno: las viandas”, manifestó el primer ministro Manuel Marrero.
El panorama en los establecimientos cuentapropistas es bastante parecido. En un puestecito particular de la calle Infanta, hace semanas que el dueño ni siquiera cuelga la tablilla. “La libra de cerdo yo la tenía a 40 pesos”, comenta Kiki, el propietario. “Mi negocio vivía del convenio que tenía con unos campesinos de Artemisa, pero ahora están parados porque no tienen pienso para alimentar a los animales”.
“No tiene ni el hombre que me lo llevaba a la casa por encargo para venderlo más caro. Hasta 50 pesos por libra estuve dando sin obtener ninguna oferta”, me cuenta Diego Alemán, de 34 años. El mercado de 23 y 10, el Mar y Tierra de Ayestarán, o el puesto de novena y F, son algunos de los puntos señalados porque no tienen carne de puerco.
Texto y fotos: Vladia Rosa García
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