Faltos de pudor, poco profesionales, violadores de la intimidad de las víctimas, son miles las palabras que vienen a la mente de este redactor al momento de escuchar y ver un video que recoge momentos del interrogatorio realizado a Alejandro Wilson Correa, acusado de ser el violador de una niña de 8 años en la provincia de Santiago de Cuba el pasado mes de febrero.

Duele escuchar la “discusión de detalles” entre el policía y el victimario, violando la privacidad de datos de la víctima, la menor de 8 años de edad; pero el colmo llega cuando el interrogador le pregunta al violador: “¿Por qué la niña de 8 y no su hermanita de 11?

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Escuchar a un investigador policial cubano preguntarle a un violador por qué escogió para violar a una niña de 8 años de edad y no a su hermanita de 11, no cabe aún en la cabeza de quien escribe, y de seguro no cabe en la cabeza de nadie que tenga dos dedos de frente; excepto quizás en la del oficial, perteneciente a la “5ta mejor policía del mundo”. Si ese interrogador es ejemplo de la a todas luces autoproclamada “5ta mejor policía del mundo”, es sintomático de lo mal que están las cosas en Cuba.

Sobre la absoluta falta de profesionalidad y cultura social para enfrentar los interrogatorios por parte de las fuerzas del orden en el mundo entero, tenemos sobradas pruebas. Documentales al respecto hay muchos, en Netflix, por ejemplo, en los que se argumenta con ejemplos extraídos de la vida real como se fabrican pruebas y se presionan a personas para que admitan ser culpables de delitos que no cometieron, algo de lo que Cuba no está distante.


En la isla, para no irnos muy lejos y ceñirme directo a “interrogatorios” escuchados, quien escribe ha visto con sus propios ojos y escuchado con sus propios oídos, a policías preguntarle a una joven víctima de una golpiza por parte de su novio, “por qué vestía así”, “por qué sigue con él”, “por qué le llevó la contraria” y lo que es peor, conoce por más de un testimonio como sitúan, delante de una mujer víctima de una violación, a un policía hombre, para discutir los detalles de la violación, sin la presencia de un psicólogo, sin que sea una mujer policía la que pregunte, la que esté “a solas” con la víctima. Quien escribe esto ha visto más de una vez cómo una mujer víctima de una golpiza por parte de su esposo, ha sido enviada de vuelta a la casa de ambos “para que te arregles con él”, porque él “es tu marido”. He escuchado, además, anécdotas de policías hombres preguntándole a una mujer abusada “qué hacía en tal lugar a tal hora”.

Repugnancia causa el video filtrado, que algunos aseguran se hizo con el objetivo de ir captando el estado de ánimo entre la gente; otros dicen que para “calmar” a la gente, para que vean que se está avanzando, que el acusado cuenta con todas las garantías -hasta la del cigarro.

Está por ver aún cómo el oficialismo cubano puede disculpar la frase. El Ministerio del Interior de Cuba, la PNR, la Seguridad del Estado, deben llamarse a REVISIÓN y CAPACITACIÓN.

Lo visto en este video demuestra una absoluta indecencia a la hora de conducir un interrogatorio. Ya no se trata del famoso “cocodrilo sin dientes” o cualquier otra técnica para ablandar al sospechoso. No se puede pasar por encima de la dignidad humana, de la dignidad de una víctima, de dos niñas puestas a “escoger” por un violador, con tal de arrancarle una confesión al presunto culpable.

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