“La insuficiente oferta de productos muy demandados por el pueblo”, tal y como expresa el diario 5 de Septiembre en Cienfuegos, es una “coyuntura aprovechada” por acaparadores y revendedores.
En un artículo aparecido en el diario provincial de la provincia de Cienfuegos, el 5 de Septiembre, la periodista Zulariam Pérez Martí hace un “bosquejo” sobre el panorama en la provincia con relación a un viejo tema: el de los acaparadores.
La figura “delicitiva” que se transforma luego en revendedor es un viejo enemigo de la población; sobre todo del llamado “cubano de a pie”, aunque algunos esgrimen que en ocasiones “le salvan la vida a uno”.
El artículo critica a los “distinguidos personajes”, y pide que la ley sea más enérgicos con ellos. De paso, los acusa de la escasez de productos en el territorio.
“(Los) revendedores están abusando de sus propios congéneres, y eso se está permitiendo, que es igual de negativo”, se puede leer en el texto.
En la nota del 5 de Septiembre se solicita a las autoridades gubernamentales acabar con “el descontrol” y pide les sea aplicado el artículo 230 del Código Penal de Cuba.
El llamado “230” fija sanción de “privación de libertad de tres meses a un año o multa de cien a trescientas cuotas o ambas” a quien incurra en el delito.
Sin embargo, la nota contiene una curiosa salvedad “informativa”. La articulista precisa que los acaparadores no son solo particulares, sino que también los hay estatales.
La nota, bastante extensa por cierto, pone ejemplos de acaparadores-revendores y expresa: “La insuficiente oferta de productos muy demandados por el pueblo, coyuntura aprovechada por el binomio acaparador-especulador, esos que tienen unas jabas-estómagos más grandes que la de Meñique, esos que tienen una impunidad vigorosa”, señala el medio estatal, y califican a los trabajadores estatales como quienes “llevan uniforme y labial rojo”.
“Esa gente se dan banquete“, explicó a Cubacomenta Pedro García, uno de nuestros habituales “comentaristas”, residente en la provincia de Cienfuegos desde su nacimiento ocurrido en el año 1940.
García dice que “no hay muchas cosas que acaparar”, pero cuando aparece algo “esa gente le mete el guante”, y luego lo venden “al precio que les da la gana.”
Pedro dice que lleva dos semanas intentando comprar pollo, pero no lo logra, y asegura que él conoce a varios revendedores “tradicionales”. Algunos lo venden al precio que él no puede pagar, pero otros ni siquiera lo tienen.
“Hay mucha escasez, la gente se aprovecha. Eso ha sido siempre así,” explicó a Cubacomenta.
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