La cultura de Corea del Sur encuentra cada vez más seguidores en Cuba. Se llaman armys, otra tribu urbana, que vive la ola coreana
La ola coreana es un neologismo utilizado para denominar el auge a nivel mundial de la cultura contemporánea de Corea del Sur. Aunque sus inicios datan de los años 90 con la producción de música y series de televisión, en Cuba se conoció a partir de 2012, con el éxito del artista PSY y su canción “Gangnam Style”. Luego llegaron las novelas coreanas, las que venían en el Paquete Semanal.
“Yo soy ARMY”, dice Sandra cuando le pregunto por la música coreana. Tiene 15 años y aunque no sabe bien que significan las siglas, se refiere a esto como una ley, como si todo a su alrededor dependiera de ello. “Somos un grupo, una comunidad fiel”. Ella pertenece a otra especie de tribu urbana, una de corte asiático que ya encontró su lugar en Cuba.
La “furia” coreana comenzó hace algún tiempo en la isla. Eran populares los F4 y Herederos, doramas que estuvieron de moda. Pero nada se compara con la actualidad. Al inicio, solo fue una reunión de personas que compartían gustos afines de la cultura de Corea del Sur. Ahora, son un grupo numeroso que comprende todo tipo de edades, una comunidad que “vive al estilo coreano”.
Su sede principal se encuentra en el Vedado, en el Club de Arte Coreano. Es una vivienda particular cerca de la Embajada de Estados Unidos, donde se juntan muchas personas tres veces por semana para realizar distintas actividades. Para ser reconocidos como miembros oficiales del club deben pagar por año 1 CUC, requisito indispensable para obtener el carnet.
Amanda, una joven inscrita allí desde 2016, explica que para ella ese sitio es su casa. “En ese lugar puedes mostrarte tal y como eres, sin ser juzgada o víctima de las críticas como lo hacen algunas personas cuando vamos por la calle”.
El Club de Arte Coreano no solo imparte charlas, sino que en él se venden artículos relacionados con el tema como afiches, chapas o llaveros y hasta hace poco tenían un espacio habilitado para copiar series, videos musicales o cualquier tipo de material asociado con las costumbres de Corea del Sur.
Los participantes de este proyecto, además, son parte de sub-clubes más pequeños. El de mayor número de miembros es el de los BTS, seguidores del grupo del mismo nombre. Desde que la industria musical presentó en 2013 a esta banda sudcoreana, su ritmo no tardó en posicionarse y expandirse por la fanaticada de cada rincón del mundo. Encuentran simpatizantes por su música y por su apariencia.
El negro es el color que distingue a los más devotos seguidores. Por lo que cuentan los propios protagonistas, “los pulóvers largos con la foto de alguno de ellos, las medias de red altas, los converses, gorras con anillas y nasobucos” son las características que permiten identificarlos a simple vista.
Como tendencia en esta comunidad, la mayoría adorna sus cuartos u objetos personales con fotos de los artistas y todo tipo de publicidad que les recuerde a sus ídolos.
Sandro destaca como costumbre grupal las fiestas de honor. “En ellas celebramos los cumpleaños de cada integrante de la banda original y los aniversarios de la agrupación. También, si alguno de ellos se encuentra enfermos o pasando por problemas, la hacemos como muestra de apoyo por lo que significan para nosotros”.
Entre los seguidores, se populariza un ritmo acompañado de movimientos en los que alternan brazos, caderas y algún que otro paso de riesgo. “K-POP, así se llama lo que hacemos”, me dice Abelito, un joven kpoper que practica en el parque de H y 21 cada tarde con sus amigos.
Según me explica, las mejores rutinas son llevadas a las “discoreas”, eventos recreativos que se realizan dos sábados al mes. “Allí cada grupo presenta su coreografía y se hacen competencias para seleccionar los mejores con vistas a eventos de mayor nivel como lo es el K-POP World Festival”.
En el 2018 el grupo de baile femenino cubano Limitless representó a América Latina en la ronda final de dicho espacio que se celebró en la ciudad de Changwon. La elección se realizó mediante un casting virtual en el cual participaron 183 grupos de 75 países . Solo pasaron a la siguiente fase del concurso en vivo 12 naciones, entre ellas Cuba. En una entrevista realizada a la directora de Limitless poco tiempo después de su participación en el certamen reconoció que “para todos los fandom (fanaticada, en español) el mayor sueño es ir a Corea y nosotros lo logramos, aunque a veces pienso que fue un sueño”.
Vladia Rosa García
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