Para ahorrar en medio de la crisis, bancos financieros cubanos reducen sus horarios de atención al cliente, o simplemente apagan el aire acondicionado
Por estos días, trabajadores de bancos financieros han manifestado su incomodidad por las condiciones en las que transcurre su jornada laboral: sin aire acondicionado.
“Desde las 11 de la mañana apagan los aires acondicionados y no los vuelven a prender hasta casi las 4 de la tarde. El calor es insoportable. Además estas instalaciones suelen ser herméticas, por cuestiones de seguridad y están diseñadas para ser climatizadas”, cuenta una de las económicas del Banco Metropolitano ubicado en la intersección de 23 y 8, en el Vedado capitalino.
Aunque el verano fuerte aún no ha llegado a Cuba, es evidente que las temperaturas comienzan a ascender pasadas las 9:00 am, y, mientras que no se esconda el sol, el calor puede llegar a ser molesto. Más todavía si se trata de locales cerrados a donde acuden tantas personas.
Ezequiel, trabajador de esta misma sucursal, plantea que esa es una medida que se puso en práctica durante un tiempo de crisis extrema y ahora con la “coyuntura” se volvió a implantar. “La orientación es que debemos consumir un número de kilowatts al mes, no nos podemos exceder. La alternativa que han utilizado muchos centros de trabajo es poner el aire acondicionado en horarios donde el consumo sea menor, pero la verdad es que aquí es irresistible”.
“La solución que buscamos en un principio fue traer ventiladores de nuestras casas para mitigar un poco el vapor”, -aclara otra de las contadoras-, pero eso fue por gusto. El aire que circula es caliente y aquí dentro, aunque uno quiera controlar, coincide mucha gente. Hay otros bancos como el de 23 y P que, ante esa situación redujeron su horario solamente hasta las 12, pero ahí sí acuden clientes, imagínate eso sin aire acondicionado, se asfixian”.
“Lo que sucede es que las personas que ven que ese está cerrado, vienen para acá y va siendo más o menos lo mismo. Otra cosa que nos golpea es el uniforme que usamos, camisa, más chaqueta encima. A veces hasta medias largas. No hay quien aguante, la verdad. Lo peor es que cuando llegue el verano todo seguirá igual. No quiero ni pensar en los meses de junio, julio, agosto y hasta septiembre”, agrega otra empleada.
Para Luisa Santos, anciana jubilada que esperaba su turno para cobrar la chequera, ese tema debería ser debatido, incluso, por una cuestión higiénica. “Estos lugares tan concurridos son fuente de enfermedades, sobre todo respiratorias. El aire acondicionado no funciona solamente para mejorar el clima, sino para intentar mantener la higiene en el espacio”.
Texto y foto: Lucía Jerez
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