Con carritos construidos a la cubana, los protectores en la isla hacen mejor la vida de mascotas con minusvalías
Un nuevo dispositivo se está utilizando en materia de protección animal. Se trata de los carritos para gatos y perros con minusvalías, con los cuales estas mascotas pueden moverse con normalidad.
Los activistas cubanos decidieron no quedarse atrás con estos artefactos, los que solucionan, claramente, a la criolla. “La primera vez que vi un aparato de esos fue en Facebook. Hay una página que los construye por encargo. Obviamente con más calidad: con aluminio, ruedas reales y correas en condiciones pero, sinceramente, me quedé maravillada de todo lo que podíamos solucionar si los tuviéramos”, explica Tatiana, protectora.
Con estos carritos para mascotas, se hace más fácil la vida del cachorro y su proceso de adopción: “La gente prefiere adoptar perritos sanos, pues cuando tienes un animal postrado te gastas un dineral en pañales, no puedes jugar con ellos, la interacción es muy poca. Buena parte de los animalitos atendidos en esta condición quedan, para siempre, condenados al refugio”, concluye.
Con esa premisa, la tecnología de los carritos se fue extendiendo. A la red Bienestar Animal Cuba-BAC llegaron por idea de una colaboradora. “Tenemos un grupo de Whatsapp, al que subieron las primeras fotos. A partir de ahí, nos dimos cuenta de que una de las muchachas había fabricado varios, y tenía bastante experiencia sobre el tema, así que decidimos fabricarlos de manera masiva”, nos comenta María, miembro del proyecto.
La fabricación es bastante sencilla, “al menos la nuestra. Se utilizan principalmente instrumentos de plomería: tubos de PVC de 110, pueden ser de media hasta a una pulgada, Ts, codos, uniones y ruedas, ya sean de los caballitos esos de merolico, de coches viejos, hasta de patines”, añade Claudia, también miembro del grupo.
De esta manera, y sujeto con las correas de bolsos y maletines viejos, el animalito queda dispuesto sobre la armazón, con las extremidades inferiores suspendidas en el aire, lo cual “es muy bueno para estimularlas si no fueron amputadas”. Con las otras patas, guían su andar.
Ya muchos dueños de animales en Cuba disponen de estas “sillas de ruedas”. “Aún no tengo palabras para describir la emoción de ver a un perrito o gato, que estaba condenado a no caminar, corriendo con todas sus fuerzas mediante un aparato de estos. Eso nos inspiró a mi esposo y a mí a ensamblar cuantos pudiéramos”, nos cuenta Olga.
En estos momentos, grupos protectores como BAC o Havana Paws Rescue fabrican estos carritos o sillas de ruedas de manera individual, contando con la colaboración de sus miembros. Una vez terminados, se ponen al alcance de las mascotas rescatadas y sus familias.
No cabe duda de que los protectores cubanos están verdaderamente comprometidos con su labor a favor de los animales. Con la ayuda nula del gobierno y casi sin recursos materiales, estos han sabido unirse, creando grupos de apoyo en beneficio de las mascotas callejeras.
Texto y fotos: María Carla Prieto
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