Los habaneros señalan que muchas veces la higiene de La Habana se ve afectada por desechos y escombros de organismos estatales
A partir de este primero de marzo el gobierno obligará a preservar la higiene de La Habana. El propio Estado no ha sido capaz de garantizar durante muchos años mínimos de limpieza, y algunas zonas de la capital pudieran compararse con un gran vertedero.
Según ha anunciado la prensa oficialista, “quienes violen las normas de higiene comunal y las acciones movilizativas, dirigidas a mantener la limpieza en la comunidad convocando a las familias a depositar los desechos en los puntos de recolección y a quienes sean responsables de recoger los desechos e incumplan, se les multará con aproximadamente 1500 pesos”.
Lo mismo sucederá con aquellas personas que ocasionen daños al pavimento, aceras, y áreas comunes sin los requeridos permisos de las autoridades. Para estos casos, ha sido decretada una sanción de hasta 2500 pesos.
Un funcionario de la Dirección provincial de Higiene en La Habana, unidad que se encuentra implicada en la medida, dijo a Cubacomenta que lo establecido es una norma elemental que debiera haberse aplicado hace años atrás. “No existe zona en la ciudad exenta de los basureros atiborrados de escombros. Y eso, sobre todo, afecta la estética de la urbe. Además de que constituye un riesgo, pues muchas veces los desechos de algún proceso constructivo van a parar al medio de la calle y un auto puede disparar una piedra o pedazo de cemento, perjudicando a un ser humano”.
“Las multas deben tener un precio elevado para que sean ejemplarizantes y las personas tengan mayor precaución a la hora de acometer estas faltas. Se ha trabajado para que sea un proceso ordenado. En los consejos populares se designarán determinadas zonas para depositar los escombros, que nunca deberán dejarse en el mismo sitio donde va a parar la basura y los desechos del hogar. Para el arrojo de estos últimos hay previsto un horario de 6.00 pm a 10.00 pm. Será la Empresa Aguas de la Habana quien estará a cargo del servicio de recogida de escombros, lo cual debe ser contratado previamente por los ciudadanos”, explicó el funcionario para referirse a estas nuevas regulaciones sobre la higiene de La Habana.
Si se viera desde lo cívico e higiénico no cabría la menor duda de que la nueva medida tiene sentido. Sin embargo, es muy injusto que un gobierno que no es capaz de asegurar con regularidad la recogida de desechos domésticos en una esquina, eche encima al pueblo una tarea que, de no ser cumplida, tendrá como consecuencia una multa considerable si tenemos en cuenta el salario medio de la población.
Además del tema de los escombros, la normativa incluye sanciones para quienes depositen basura en calles, avenidas parques, etc., fuera de los recipientes colocados con ese propósito. La multa puede oscilar entre 150 y 300 pesos cubanos. Si bien esta estrategia es admisible y empleada en otros países del mundo, también las instancias gubernamentales tienen una responsabilidad importante que escasas veces suelen cumplir.
“Yo podría estar de acuerdo con eso porque no es menos cierto que existe muy poca cultura ciudadana y las personas carecen de ese tipo de hábitos. Se arroja a la calle lo mismo una cáscara de plátano que una lata de refresco. Pero, nada hacemos con depositar los desechos en los contenedores si permanecerán ahí durante días. El nivel de insalubridad será el mismo”, expresa Maritza Acosta, residente en el Vedado.
“En mi barrio los contenedores de basura son un asco. Permanecen hasta cuatro días desbordados de comida y de cuanta inmundicia pueda imaginarse”, cuenta Exilia Díaz, residente en la calle San Pedro en Plaza de la Revolución. Son comunes en ellos los roedores y los insectos, principales transmisores de muchas enfermedades, y hasta ahora ni a Higiene ni a Comunales les han importado todas las quejas y solicitudes enviadas”.
Lo que más preocupa a Vicente Zamora es la eficiencia de las instancias designadas a apoyar en estas tareas de recogida. “Supuestamente, Comunales es la encargada de preocuparse por este tipo de cosas y ya ves, no se les ve el pelo nunca. Ya no es el tema de que no tengan camiones porque Japón donó unos cuantos, ahora se justifican con el combustible. Y yo pregunto, cómo se trasladarán entonces los dichosos escombros hasta los puntos indicados, porque eso sí requiere de un transporte, no se trata de un nylon de desperdicios que pueda llevarse hasta un tanque. Solo resta pedir que se cumplan por ambas partes lo establecido y que ante determinada sanción la soga no se quiebre por la parte más débil”.
En cuanto a la recogida de escombros, para Ismenia Rodríguez, de Centro Habana, “si se fueran a analizar los restos de cemento y otros materiales que hay en las calles de la capital lo más probable es que la mayoría de ellos no pertenezca al pueblo, sino a establecimientos estatales. Cada vez que demuelen una instalación, ya sea un hospital o cualquier otro inmueble, los escombros permanecen ahí por años, resguardando a mendigos y desalojados que se esconden en esas ruinas. Pudiera ponerte ejemplos concretos donde ha sido la gente quien ha tenido que tomar la situación por sus manos porque por condiciones higiénicas y de seguridad ha llegado a peligrar sus vidas. Así sucedió cuando decidieron tirar abajo el Hospital Infantil Pedro Borrás en la Avenida de los Presidentes y esquina 27 del Vedado capitalino. En esa zona los vecinos tuvieron que cerrar paladares y clausurar ventanas debido a la pudrición que permanecía entre los escombros que estuvieron ahí durante años. Lo mismo ha sucedido con el antiguo teatro Campoamor, con la sala polivalente Kid Chocolate y con varias instalaciones en la calle Belascoaín y en muchas otras de la ciudad”.
Texto y fotos: Lucía Jerez
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