Los grupos de WhatsApp están ayudando a algunos cubanos a resolver café. La Llave, Bustelo o Arriero aparecen a elevados precios

Mi suegra, Adela, siempre ha estado orgullosa de haber nacido en Centro Habana pero hoy, a la altura de las 3 de la tarde, cuando ya habíamos recorrido un número nada despreciable de tiendas, no le quedó otro remedio que maldecir a las once mil vírgenes. No aparece café.  ¿Cómo resolver café en Cuba?

Con la esperanza de comprar un poco de café para el negocio –los flanes con ese sabor están teniendo muchísima salida-, salimos de casa exactamente a las 10 de la mañana. Por la calle Neptuno, en dirección a la Habana Vieja, nos fuimos acercando a cada establecimiento. No obstante, el mismo panorama en todos.

El café, producto de gran demanda nacional está, sencillamente, en falta. Aunque las explicaciones durante el año pasado no faltaron. De acuerdo con las versiones oficiales, el país tuvo atrasos productivos, por lo cual se aplazaron los tiempos de distribución en el mes de diciembre, o al menos eso aseguraron, cuando la realidad era que había desaparecido el café meses antes.

Sin embargo, las autoridades del sector aseguran que 2019 fue el más productivo para la rama del café en los últimos 12 años. De hecho, Elexi Legrá, director de Café, Cacao y Coco en el Ministerio de Agricultura, declaró al medio oficialista Sierra Maestra, de la provincia de Santiago de Cuba, que “se cosecharon el pasado año 10 mil toneladas del grano,  y que en 2030 habrán crecido lo suficiente para saciar la demanda del pueblo, el mercado interno y sustituir las 8 mil toneladas importadas”.

A fines de enero publicábamos ya que Cuba exporta su café a 8 mil dólares la tonelada. “¿Cómo vender algo necesario? El pasado año fue malo para el café, pues se hizo realmente difícil encontrarlo; en los datos oficiales no confío”, asegura Gerardo, quien afirma no poder estar sin una tacita.

En la tienda de Neptuno y Marquez González entró café el viernes, según dice la tendera: “Arriero, de los de 12 CUC. Por lo general esos no salen fácil, pero la gente se los llevaba por cantidad: entre las casas de alquiler de la zona y quienes lo compran para consumo propio, voló”, añade la muchacha. Ahora no hay ni siquiera de los instantáneos.

Los cubanos han adoptado nuevas formas de propiedad ante esta crisis: las poninas. Gladys y Bárbara son vecinas hace más de 10 años. Desde mayo pasado tienen el siguiente pacto: “la primera en encontrarlo, lo compra. Las dos vivimos solas y compartimos el vicio, así que dividimos los paquetes o se lo queda una, y la otra va a tomar. Así compartimos el gasto, además de hacernos compañía”, señala la primera.

Adela y cómo resolver café

Aunque no confía mucho en mí, le propongo a Adela adquirirlo por Internet. En su mente ajena a las tecnologías, no cree poder conseguir en el celular aquello que al gobierno le falta.

En Facebook es fácil encontrar. Por 10 pesos en moneda convertible, podemos elegir entre marcas como Bustelo, La Llave, La Rica, El Dorado o Sedanos, incluso Arriero, por dos dólares menos.

Eva se encarga de la venta por WhatsApp. En los distintos grupos de la red social, promociona su mercancía, “preferida por la facilidad con que sale”.

“En momentos en que la cosa está bien, uno trae zapatos o ropa; ahora, como están en falta el aseo y el café, estos son los productos con mejores resultados para vender. La gente te los compra por cantidades temiendo a la pérdida, no vendes a plazos ni te regatean”, explica.

Como ella, Yenifer también está en el negocio. “Vendo Arriero porque, al ser fuerte, las personas lo persiguen bastante, no así con marcas como Bustelo, que es un poco más claro”, comenta.

La realidad es que, en Cuba, la calidad del Hola! hace a muchos comprar “aunque sea un paquetico, para mezclar”. Actualmente, se hace imposible, ya sea por la poca existencia o los altísimos precios en las tiendas nuestras, donde cada vez son menos los productos disponibles.

María Carla Prieto

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