Tras experiencias no muy agradables, muchos turistas en Varadero evitan hospedarse en hoteles de Gaviota

Varadero ha sido por mucho tiempo el polo turístico más importante de Cuba. Su venerada playa y las prestigiosas firmas hoteleras que han sentado bases ahí lo convierten en una mina dorada, a la que el gobierno cubano protege con todas sus fuerzas. ¿Pero qué hoteles prefieren los turistas: los de Gaviota o los de firmas extranjeras?

El Estado cubano no es el único que tiene predilección por la península de Hicacos. Un buena parte de los turistas que visitan el archipiélago, aterrizan preguntando cómo llegar a Varadero.

Silvia Lorente, turista catalana que ha visitado la isla en varias ocasiones, alega que siempre pasa la mayor parte del tiempo ahí. “Lo prefiero, primeramente porque es donde único percibo algo de limpieza tanto dentro como fuera del hotel. Detesto la suciedad de La Habana y el olor a mugre que se te cuela por cualquier rincón. También el balneario ofrece más seguridad. Temo a los episodios de acoso y violencia que se han desatado en otras ciudades del país”.

En realidad podría decirse que Varadero acapara una parte representativa del turismo que entra a Cuba. Mientras que en 2019 el descenso en la llegada de extranjeros a la isla fue de 9.3%; en enero de este año ya la famosa playa registraba un aumento de visitantes del 12%, según datos del portal digital 14ymedio.

No obstante, muchos de los turistas que acuden a esta explanada de arena y agua impecable han aprendido a clasificar los hoteles en Varadero de acuerdo al servicio y las condiciones. En este caso los hoteles representados por compañías extranjeras son los preferidos, al menos por el turismo de clase media y alta. La mayoría opta por las cadenas Meliá e Iberostar. En tanto, una minoría se conforma con las instalaciones administradas por el grupo cubano Gaviota.

“Nosotros comenzamos a diferenciarlos por la calidad de la comida y por la higiene de las habitaciones y los artículos de aseo. En el año 2015 estuvimos en un hotel de Gaviota y tuvimos que llamar a la camarera para que nos cambiara la ropa de cama y las toallas porque estaban sucias. Lo mismo sucedía con la comida. Había poca variedad de frutas y las carnes estaban muy mal cortadas. Por supuesto, jamás vimos mariscos”, dice Alexander Gutiérrez, quien suele visitar Varadero cuando su novia canadiense llega de vacaciones a Cuba.

Tal y como lo describe Alicia Beltrán, su situación fue completamente distinta cuando llegó al Meliá Varadero, invitada por su hijo que venía de Holanda. “Justo en el salón de la mesa buffet, estaba el gerente del hotel, un español que a decir de los empleados pasa largas temporadas allí, velando porque los huéspedes queden satisfechos y Meliá siga siendo una de las cadenas más reputadas a nivel mundial. Él se percataba de cualquier detalle, de la comida que se agotaba y hasta de la rapidez con la que en el lobby los carpeteros hacían el trámite para que los visitantes ingresaran al lugar. Decía que la gente merece vacaciones y merece pasarlas bien”.

Marcel Iglesias, joven cubano, sostiene que su familia de Miami también pasa las opciones para vacacionar en Varadero por el filtro de Meliá o Iberostar. Jamás optan por un hotel de Gaviota. “Después de muchas temporadas desilusionándose con el servicio de hoteles a cargo de empresas cubanas, mis tíos solo reservan habitaciones atendidas por cadenas extranjeras”.

Todo parece indicar que el grupo Gaviota reconoce su limitación para gestionar este tipo de entidades. Tal es el caso que las modalidades de inversión extranjera solo funcionan en los convenios de administración hotelera. Pues, la construcción de estas instalaciones sigue estando a cargo del grupo de turismo de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR), cuyo nuevo rostro es Almest S.A, inmobiliaria anexa a Gaesa.

Según una amplia investigación del medio independiente El Toque sobre la apuesta hotelera en Cuba y el esquema Gaesa para construir hoteles, para el 2001 Gaviota, que había surgido en 1988, ya contaba con 27 instalaciones y el 10% del mercado, poco más de 3600 habitaciones; y en 2018 lideraba el mercado cubano con 106 hoteles a su cargo y 31 907 cuartos. Para octubre de 2019 había puesto en funcionamiento 12 de los 121 hoteles previstos inicialmente en el Plan de Desarrollo presentado por el Ministerio de Turismo (Mintur), o sea 4 588 nuevas habitaciones. De completarse el plan para el 2030 Gaviota explotaría más de 92 mil habitaciones en Cuba. Siendo todo esto financiado con dinero cubano.

“El negocio es muy sencillo”, cuenta Adriano González, economista cubano. “El gobierno de Cuba construye hoteles con el dinero del pueblo. Luego de tener suntuosas habitaciones a su nombre, se las arrendan a firmas con prestigio internacional que sepan mantener satisfechos a los visitantes que vendrán a dejar efectivo en las arcas del Estado”.

Lucía Jerez


 

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