“Están saliendo más barcos a Cuba desde hace dos semanas. Van y vienen rapidísimo”, dijo a la agencia Reuters un supervisor naviero desde Venezuela.
Venezuela aumentó este mes el envío de combustible a Cuba, con lo cual demuestra que las sanciones impuestas por el gobierno de los EE.UU. como consecuencia del apoyo entre los dos países latinoamericanos, le importa bien poco al gobierno del mandatario Nicolás Maduro.
Según la agencia Reuters, seis buques, la mayoría propiedad de la unidad marítima de PDVSA, han exportado un promedio de 173.000 barriles por día hacia la isla caribeña, lo que confirma el apoyo irrestricto a uno de los pocos países que abiertamente expresa sus simpatías por Venezuela: Cuba. Reuters, asegura, tuvo acceso a unos documentos de la estatal venezolana PDVSA y a datos de Refinitiv Eikon.
El aumento del envío de combustible a Cuba es parte del pulseo político, reiterado, que ambas naciones sostienen casi que en las narices de los Estados Unidos.
A pesar de que la mayoría de ellos navega a oscuras – con su sistema satelital apagado – los petroleros venezolanos siguen viajando hacia la isla, y a decir de un supervisor naviero entrevistado en un puerto de la costa occidental de Venezuela. “Van y vienen rapidísimo”.
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“Están saliendo más barcos a Cuba desde hace dos semanas”, añadió el supervisor, aunque según Reuters, “las exportaciones de PDVSA a Cuba cayeron a su nivel más bajo desde mediados de 2019, a solo 56.600 barriles por día.”
Esta disminución del flujo de combustible desde Venezuela a Cuba guarda sin dudas relación directa con las sanciones impuestas desde el 2019 a PDVSA; sin embargo, como explicábamos, poco parece importarle a Caracas y a La Habana; ambas naciones, no sin sobresaltos, han encontrado modos particulares de burlar el férreo cerco.
La demora en enero -que no se ha explicado por ningún lado – ha provocado desabastecimiento en la isla. Sin embargo, al parecer una llamada desde la Plaza de la Revolución al Palacio de Miraflores ha acelerado los envíos en febrero.
Las imágenes que se vieron a finales del pasado año, se han repetido por estos días en La Habana. Se habla incluso de que se tomaron “medidas emergentes”, como la de darle prioridad en la entrega a los autos estatales.
También en Santiago de Cuba, se divulgaron imágenes de lo que parecía una fiesta de motocicletas, pero no; tan solo eran cientos de ellas parqueadas, con sus propietarios resignados, haciendo cola para abastecerse. Una escasez de todo, no solo de combustible, luego de que las sanciones de Estados Unidos agravaron una crisis de liquidez que comenzó con la disminución de la ayuda venezolana hace cuatro años.
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Con reporte de Marianna Parraga en Ciudad de México y Mircely Guanipa en Punto Fijo, Venezuela; Nelson Acosta y Sarah Marsh en La Habana. REUTERS NAB/)
