5.5 millones de abortos en Cuba durante 54 años, de acuerdo con datos de la ONG Abortion Worldwide Report

De 1965 a 2019 Cuba ha registrado más de 5.5 millones de procedimientos de aborto, según el informe Abortion Worldwide Report. Instituciones y organizaciones no gubernamentales como The Global Life Campaign, Human Life Internacional y Regent University respaldan los datos.

El documento citado destaca, por ejemplo, que en 1986 ocurrieron 166.049 nacimientos y 160 986 abortos. A partir de los años 90 se observan muchos más abortos que alumbramientos en la isla.

A juicio de la especialista en Ginecobstetricia, Clara Bermúdez, “el hecho de que durante los años críticos que atravesó la isla luego de la caída del campo socialista, se incrementara esta práctica, refuerza la idea de que hay un factor económico y social que está influyendo en gran medida”.

“En muchos países del mundo esto es común, incluso, legal. En Cuba, específicamente existieron casos desde antes del triunfo revolucionario, aunque no siempre fue permitido. Pero, no puede obviarse que las condiciones económicas que a las que nos enfrentamos desde hace décadas inciden en la concepción de sus habitantes acerca de cómo y cuándo formar una familia. Yo soy ginecobstetra y he tenido que asistir legrados y regulaciones menstruales.

Varias veces al preguntarle a una mujer por qué había decidido abortar, las razones estaban relacionadas con la edad o con problemas con la pareja, pero casi siempre las respuestas conducían a un factor económico. Esto, por supuesto, no es una justificación. Aun cuando en Cuba es permitida la interrupción del embarazo, no debe ser vista como un método anticonceptivo. Los riesgos pueden se enormes”, refirió.

Por su parte la ginecóloga Miriam Betancourt aclara que el aborto es la interrupción de la gestación en las primeras 20 semanas, lo cual puede ser espontáneo o provocado. “Para poner fin a un embarazo se utilizan diferentes métodos, el más estandarizado en nuestro país es la implementación quirúrgica que de ella derivan consecuencias desde el uso de anestesia, hasta otras que incluyen infertilidad para toda la vida, las perforaciones de útero, las infecciones locales o las más extensas como las pélvicas y peritonitis”.

Betancourt destaca que “si bien en la mayor de las Antillas el aborto no es ilegal y existen mecanismos indicados por el ministerio para su realización, debe ser valorado por el médico de la familia y la paciente necesita someterse a una serie de exámenes complementarios para comprobar su estado físico y clínico. Pero desgraciadamente, esto pocas veces funciona. La mayoría de las interrupciones ocurren con más frecuencia durante el período de adolescencia de las féminas comprendido generalmente entre los 12 y 18 años. Como se realiza de forma gratuita las cifras son altas”.

Beatriz González, joven cubana de 24 años, asegura haberse sometido a procesos de aborto más de una vez. “La primera ocasión en que me embaracé estaba en primer año de la carrera y es obvio que no era el momento para tenerlo. Luego volvió a ocurrir hace unos meses, pero aun después de graduada traer un hijo al mundo sigue siendo una responsabilidad que desde el punto de vista económico no estoy dispuesta a asumir”.

Claudia Gómez tuvo su primer hijo en 2016, pero por trastornos hormonales posteriores tuvo que suspender la píldora anticonceptiva. “Cuando mi niño tenía cuatro meses me volví a embarazar y no estaba lista para enfrentarme a otra criatura, ni por mi estado de salud, ni monetario. Es importante decir que en Cuba, aunque la asistencia a este método es gratuita, no resulta sencillo llegar al médico y resolver la cuestión. En diversas ocasiones se necesita pagar y adelantar los turnos para los análisis, los ultrasonidos y, finalmente, para la regulación o el legrado. Son muchas las mujeres que diariamente acuden a hospitales maternos por este motivo. La lista es inmensa y en estos casos, el tiempo es determinante”.

Más allá de los peligros para la salud de las implicadas y de la connotación desde el punto de vista humano o religioso que pueda tener el aborto provocado, repercute también en el registro demográfico de una nación, como sucede en el caso de Cuba.

El archipiélago antillano tiene una de las poblaciones más envejecidas de América Latina y el Caribe, lo cual además de la emigración responde a elementos como la baja natalidad. Y a largo plazo esto repercute en el desarrollo general del país que precisa de una población predominantemente joven y activa laboralmente. Tal y como indica un informe del sitio oficialista Cubadebate publicado el pasado 24 de enero, para el 2050 esta será una de las naciones que mayor número de adultos mayores tenga en el mundo.

Lucía Jerez

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