En vida, bajo las órdenes de Pablo Escobar, “Popeye” asesinó a más de 300 personas directamente, pero se asegura fueron más de 3000 las que ordenó.
Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias ‘Popeye’, falleció esta mañana en Bogotá, Colombia, víctima del cáncer.
Lejos de lamentar la muerte del hombre de confianza Pablo Escobar, bajo cuyas órdenes ejecutara a más de 300 personas y ordenara la muerte de otras 3000, no pocos familiares y amigos de sus muchas víctimas celebran la partida – dicen que al infierno – de quien fuera el sicario favorito – no era el único – del narcotraficante más famoso del mundo.
“Popeye” falleció en la madrugada de este jueves, según revelaron varios medios colombianos, tras confirmarse su muerte por el Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario de Colombia (Inpec). “Popeye” padecía de cáncer de esófago en fase terminal con metástasis en pulmones, hígado y otros órganos cercanos, una muerte bien dolorosa para quien tanto dolor infrigió en vida. Estaba hospitalizado desde el 31 de diciembre de 2019.
Popeye cumplió condenas por terrorismo, narcotráfico y asesinato, y estuvo en prisión por esos delitos durante dos décadas. En el año 2014 quedó libre, pero cuatro años después, en el 2018, volvió a delinquir y fue llevado nuevamente a prisión. Esta vez bajo cargos de extorsión y concierto para ejecutar delitos.
La historia de Jhon Jairo Velásquez Vásquez.
“Popeye” fue sin dudas uno de los hombres más temidos del cartel de Medellín. Era el asesino a sueldo de Pablo Escobar.
Asegura que la primera persona que asesinó en su vida fue a un conductor de ómnibus que había dado muerte a la madre de un socio de Pablo Escobar cuando este era aún un niño. Una vez que creció, un día le pidió permiso para vengar la muerte de su madre. Pablo se lo concedió, y le preguntó a “Popeye”:
— ¿Quieres hacerlo?
— Lo que Usted diga, Patrón, fue la respuesta del sicario.
“Me lo mostraron un día, entonces ahí mismo saqué el arma y lo maté,” confesó en un documental.
El destino de Popeye no fue el de su amo. Escobar murió acribillado a balazos en un tejado de Medellín en diciembre de 1993, en una operación conjunta entre las fuerzas colombianas de la policía, el ejército, la DEA de Estados Unidos, que a su vez contaron con la colaboración de socios de Pablo Escobar, cansados de sus matanzas y desafueros; más que nada con el objetivo de quitárselo del medio, pero sin interés real de dar por terminada su participación en el lucrativo negocio de la droga.
“Popeye” también fue responsable de la muerte – asesinato – del aspirante presidencial Luis Carlos Galán en agosto de 1989. No fue el único; como sicario, colaboró en la muerte de políticos, jueces, fiscales y policías.
Estuvo involucrado directamente en la explosión de un avión de pasajeros, que le causó la muerte a 110 personas.
El bombardeo de Avianca
Se cree que el objetivo de este acto terrorista era darle muerte al candidato presidencial César Gaviria. Gaviria viajaría en el vuelo de Avianca desde Bogotá a la ciudad occidental de Cali, pero a última hora desistió de viajar en avión. Sin embargo, la bomba ya estaba puesta, y su mecanismo en acción.
Jamás mostró arrepentimiento por la muerte de las 107 personas que viajaban a bordo, más los tres tripulantes. De hecho, en una ocasión al referirse al suceso, calificó la bomba como “una obra de arte”.
“Todos sabíamos que si la bomba explotaba en el lugar equivocado, no encendería los tanques de combustible del avión y el capitán podría salvarlo’, dijo Popeye al Daily Beast. “Así que creamos un efecto dominó con el combustible almacenado en las alas del avión, la dinamita en el maletín y la presurización de la aeronave, una composición letal”.
Sin dudas, a esta hora, “Popeye” debe estar viajando en la barca de Caronte, por las aguas de la laguna Estigia, en espera de ver en cual de los tantos círculos termina su atribulada alma.