Desde su estreno el pasado 20 de enero, “Ojalá pase” de Orishas ha estado en el centro de la polémica. Hoy los dardos llegan desde el diario oficialista Granma

La respuesta de Yotuel Romero a Johana Tablada de la Torre, subdirectora para Estados Unidos del Ministerio cubano de Relaciones Exteriores (MINREX), no parece haber caído muy bien al gobierno cubano. Ha sido Oni Acosta, del diario oficialista Granma, quien ha firmado el texto en el que los del grupo Orishas son acusados, entre otras cosas, de terrorismo musical.

Yotuel, vía Instagram, ayer le hacía algunas observaciones a la funcionaria del MINREX: “Dice Johana Tablada (funcionaria del Gobierno de Cuba) contestando a la canción “Ojalá pase” que “En Cuba hay pobreza pero no miseria”. Supongo que en un país donde todos tienen lo mismo, principio básico del comunismo que nos enseñaron, si todos tienen lo mismo entonces TODOS TIENEN POBREZA. Me parece muy fuerte que su queja es que hayamos sugerido MISERIA y su defensa es que SÓLO hay POBREZA…  Estas fotos son el día a día de La Habana en cada esquina. Miseria o pobreza? Que dicen ustedes?” 

Sus palabras eran posteadas con ocho imágenes muy elocuentes, a modo de tapaboca. Presuntamente habrían molestado y desde Granma han salido hoy los dardos. Alguien consideró imprescindible algo más que las décimas contra Orishas del director de Juventud Rebelde.

Desde el inicio del artículo “¿Plagio con patente de corso?”, el musicólogo Oni Acosta ataca a Orishas: los tilda de oportunistas, vándalos, fraudulentos y usurpadores. Y desarrolla entonces su teoría, no sé si personal, acerca de por qué se apropiaron del tema “Ojalá”, de Silvio Rodríguez.  Veamos:

Ahora bien, ¿por qué escoger una canción como Ojalá? Ello no es casualidad, ni un paso en falso. Responde, en mi opinión, a querer desatar una controversia con el autor legítimo y de llevarlo a un espacio de confrontación donde estarían ganando protagonismo aquellos, los usurpadores, recalando en el conocido juego del ping pong. Otro elemento es la descontextualización, tanto artística como semántica de la canción, con un claro superobjetivo: molestar.

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En otro fragmento del artículo, los de Orishas son señalados por “atizar un fuego que destruye, pero genera dinero, el cual es parte de una maquinaria muy bien articulada y pestilente que para nada está inconexa con los más penosos y recientes eventos que se han sucedido en tiempos recientes contra diversos artistas cubanos y contra José Martí“. Habría que preguntarle a Oni Acosta, porque aquí peca de ambiguo, si directamente establece conexiones entre la canción “Ojalá pase” de Orishas y las acciones que se han sucedido desde comienzos de año contra bustos de José Martí por parte del grupo Clandestinos.

Sobre el tema “Ojalá pase”, estrenado por Orishas y Beatriz Luengo el pasado 20 de enero, dice además el periódico del Partido Comunista: “La reutilización de una obra musical reconocida en todo el planeta para reconformar un espacio creativo y ofrendarlo como propio es un acto de plagio, donde también se utiliza el eufemismo de piratería. Pero dicho acto vandálico de pasadas épocas, y rebautizado hoy día en la industria de la música y el entretenimiento, provenía de actitudes individuales que buscaban dichos personajes para enriquecerse. Los corsarios, en similar sentido profanaban tesoros en ultramar a piratas, flotas mercantiles y en puertos caribeños, pero en nombre de una Corona, amparados por leyes y exonerados de delitos”.

Y concluye así Granma su diatriba contra Orishas: “Ellos solo pueden compararse en la actualidad con el terrorismo de Estado, y con quienes utilizan esos nefastos mecanismos a conveniencia siempre que la política lo dicte. Lo vivido en días recientes no es arte, no es música. Es terrorismo musical“.

Habrá que esperar. Pero no creo que Yotuel Romero se quede callado.


 

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