Con sus llaveros hechos a mano que cuestan $ 5 cada uno,el niño recaudó $ 4,015 dólares; suficientes no solo para borrar la deuda del almuerzo de los estudiantes de su escuela, Benjamin Franklin Elementary, sino además de otros seis estudiantes.
Un niño de 8 años de edad identificado como Keoni Ching de Vancouver, Washington, quiso tener una buena acción con varios de sus compañeros de escuela.
En teoría, Keoni Ching solo quería ayudarle a pagar su deuda del almuerzo a al menos un amiguito necesitado, con motivo de la ‘Semana de la Bondad’ en su escuela.
Fue así cómo, inspirado en el ejemplo del jugador de los San Francisco 49ers, Richard Sherman quien donó más de $ 27,000 para cubrir la deuda del almuerzo de los estudiantes de una escuela, a Keoni se le ocurrió hacer lo mismo, solo que tenía un gran problema: él no tenía dinero para pagarle la deuda a su amigo.
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Entonces tuvo una idea igual de brillante: hacer llaveros personalizados y venderlos. ¡La idea resultó ser un rotundo éxito!
Con sus llaveros hechos a mano que cuestan $ 5 cada uno, Keoni recaudó $ 4,015 dólares; suficientes no solo para borrar la deuda del almuerzo de los estudiantes de su escuela, Benjamin Franklin Elementary, sino además de otros seis estudiantes.
Una vez que se corrió la voz de que Keoni estaba fabricando llaveros y vendiéndolos por una causa tan bella, personas de todo el país comenzaron a enviar sus solicitudes para uno de los llaveros personalizados. Fue así como el menor pudo recaudar tanto dinero y aprender una lección tan importante para su vida.
Historias similares en los EE.UU. tienen lugar a cada rato, aunque para ser justos, tienen lugar en el mundo entero.
En febrero del 2019 una historia, que involucra un hecho similar se hizo viral en Cuba; un niño cubano, conmovido por el paso del tornado que dejó sin techo y sin pertenencias a numerosas familias de La Habana, decidió donar algunos de sus juguetes para que fueran entregados a un niño, o varios, de los muchos que se habían quedado sin juguetes.
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Ante gestos así, no pocas personas mayores tenemos que, simplemente, quitarnos el sombrero.
por Roberto A.
