Hasta la prensa oficialista ya habla de los influencers cubanos. Algunos no se han sentido muy representados en lo que se dice de ellos. Aquí nos lo cuentan
Hace algunos días, el medio oficialista Vanguardia publicaba un trabajo sobre los influencers en Cuba. “La problemática se trató demasiado a la ligera para tratarse del producto cubano en particular”, es el criterio de varias personas que han leído el texto.
No todos los jóvenes mencionados en el artículo se mostraron complacidos con lo que allí se decía, y no es para menos. La periodista Yinet Jiménez, de Vanguardia, se refería así al fenómeno global de los influencers: “No importaba —ni importa— si son buenas o malas personas, si incitaban al amor o a la guerra, si tenían cerebro o en su lugar aserrín, si eran profundos o hacían el ridículo… Pero comenzaron a mover masas, con un poder que superaba incluso a políticos y líderes religiosos. Así surgieron, sin apenas darnos cuenta, los influencers. Con ellos, grandes comunidades online que respaldan todo lo que hacen o dicen”.
Para aterrizar en el mundo de los influencers de la isla, escribió: “Cuando a finales del 2014 se implementaron las primeras zonas wifi y salas de navegación en el país, germinaron los youtubers cubanos, a imagen y semejanza de moldes foráneos. Alan x el mundo y Hola Soy Germán, entre otros, fueron convertidos en patrón, por obra y gracia del paquete semanal, que democratizaba la imagen de los «dioses» virtuales”.
Por una parte, trata una vez más al público cubano como un volumen de personas sin criterio de selección sobre la calidad de un contenido; por otra, se menosprecia una labor de constancia y dedicación, la cual no es “llegar y besar el santo”.
Carlos Alejandro Sánchez Rodríguez (@carlosalejandrotv) es un joven camagüeyano que llegó a Instagram atraído por la visualidad de las imágenes, como uno más. En los cinco años que tiene como instagramer ha trabajado bien duro para conquistar sus más de 25 mil seguidores en esa red social. Por ese motivo, se mostró un tanto disgustado cuando su imagen fue tomada como portada de semejante escrito, sin previa consulta. “Se dio por hecho una información que no tiene respaldo de nosotros, o al menos el mío, particularmente”, declara a Cubacomenta.
Aunque pudiera parecer que ser influencer es una cuestión de proponérselo, va mucho más allá. Quienes se dedican a esto sostienen que requiere de mucha constancia en el trabajo, más nada te asegura éxito. Para Carlos Alejandro todo empezó como un hobby: “Comienzas a estar al tanto de tus redes, los likes. Llega un punto en que recibes una respuesta distinta a la de la gente común, son cada vez más quienes te ven, te siguen y empiezas a cuidar un poco las fotos, el mensaje”.
Si bien este es el punto de partida común para aquellos que deciden embarcarse en esta empresa, el crecimiento de tu canal o página solo te da más responsabilidades en el momento de compartir los contenidos. “Uno debe ser fiel a lo que piensa, a su punto sobre cualquier tema, sea social, de índole religiosa, etc.; siempre consciente de la capacidad que tienes de influir en la manera de pensar de tus seguidores. En lo particular, en el caso de las fotografías –diría que Instagram es mi red social, con la que más trabajo- no tienen un tema en específico. Después de tomarla pienso el mensaje implícito o viceversa: a veces tengo algo en mente y me hago una fotografía con esa temática”.
Para Frank Camallerys, destacado youtuber (Camallerys Vlogs) e instagramer cubano (@camallerys), la selección de una temática no se hace a la ligera. “Siempre trato de estar en tendencia, usar temas que estén en el boom, así puedo compartir la información y mi punto de vista. Además pienso en la utilidad práctica para mi público. Mi canal ayuda a mi audiencia en el momento de tomar decisiones sobre viajar a Cuba o no, y a los cubanos que se encuentran fuera les muestro la realidad lo más limpia posible. Llego a las pantallas con lo que está sucediendo”.
Con varios miles de seguidores en ambas redes sociales, el joven puede tomarse como referente en la materia. Desde su posición, desmiente varios mitos sobre su trabajo. Uno de ellos, el dinero adquirido. “El hecho de generar ingresos va un poco más allá: tienes que tener muchísimos seguidores y realmente son marcas, que estén interesadas en el nicho de mercado que tú trabajas”.
Pedrito el Paketero está en el otro extremo. Piensa que “tal como el obrero es digno de su salario, yo trabajo por uno y las temáticas de mis videos las escojo sabiamente para incrementar mis ganancias; entiéndase suscriptores en esa definición”.
Eso sí, responsabilidad ante todo. Y es que, tanto Frank como Carlos consideran la labor de los influencers como algo que sale de las redes sociales y que es fuente activa de información en el país. “Como en las redes sociales no tenemos un filtro, ni nadie nos dice de qué podemos hablar o no, lo decimos todo de una manera más cruda, más directa y rápida que los medios oficiales. Suplimos en buena medida una necesidad de información, de dar los puntos de vista. La gente quiere saber. Eso lo logramos nosotros”, concluye Carlos Alejandro.
María Carla Prieto
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