Habrá que esperar a mayo, cuando arranque la producción de la INPUD. Para la primera etapa se prevé un nivel de producción anual de 16 000 refrigeradores

La empresa INPUD de Villa Clara retomará en mayo venidero su originaria producción de refrigeradores. Esta vez no solo se centrarán en ensamblar estos objetos, sino que pretenden resolver los viejos problemas que legó la Revolución Energética en cuanto al déficit de las piezas de repuesto.

La mayoría de las opiniones de los cubanos, ante la reactivación de este centro, se centran en pedir calidad. “Espero que nos ofrezcan aparatos con la suficiente eficiencia para que duren tanto como aquellos Antillanos, solo comparables con las máquinas rusas”, reflexiona Bertha, de 67 años.

Para la primera etapa se prevé un nivel de producción anual de 16 000 unidades y la instalación del equipamiento que facilite la producción nacional de las juntas que demandan los nuevos refrigeradores, según explica el diario oficialista Granma.

Durante mucho tiempo, las principales quejas estuvieron relacionadas con el deterioro progresivo de las juntas de las neveras entregadas cuando el plan de ahorro. “Es muy difícil hallarlas. Muchos hemos tenido que hacer otros inventos para aguantarle la puerta a los ‘lloviznaos’. Ponerle una cerradura o pasar una cinta alrededor para mantenerla sellada”, comenta Felicia, residente en la zona de Alturas de La Lisa.

El único objetivo no es el de aumentar la disponibilidad de estos dispositivos en los distintos locales de venta, sino también disminuir las importaciones. “En las tiendas solo aparecen equipos extranjeros. Cuando se rompen, las piezas de repuesto están muy caras o sencillamente no existen en Cuba. Pero si los fabrican aquí debería ser mucho más sencillo encontrar lo que uno necesita para repararlos”, afirma Susana.

Esta fábrica de Villa Clara fue fundada en el año 1964 y en aquel entonces la primera planta en arrancar fue la de “Moldes y Troqueles para abastecer la INPUD de herramentales. El refrigerador Antillano, ollas de presión Pronto, fogones de gas y cafeteras, poco a poco hicieron su entrada en los hogares de los cubanos”, así lo reseñaba el periódico provincial Vanguardia.

No obstante, la entidad única de su tipo en el país sufrió desde el 1995 una etapa donde solo predominaron los bajos índices económicos. Para continuar “andando” tuvo que reinventarse dirigiéndose más hacia los planes de construcción de viviendas, la elaboración de puertas, ventanas, fregaderos, interruptores y tomacorrientes.

El programa de este año de la INPUD incluye la inversión en 40 mil ollas arroceras y multipropósito (conocidas como reinas). Estas últimas son las preferidas en los hogares del territorio. “Mientras las hagan resistentes no hay problema porque con esas reinas se puede hacer de todo, calentar el agua, hacer los frijoles, la carne, los postres y hasta tostar el pan. Lo malo de ellas, al menos la que repartieron hace años, es que se oxidaban y eso no tiene solución”, opina Gladys, ama de casa.

Aurelio, quien se dedica a reparar equipos electrodomésticos por cuenta propia, asegura que esta “revolución” −iniciada en 2003 por iniciativa de Fidel Castro− sustituyó dispositivos muy viejos por otros más modernos y ahorradores pero no estaban diseñados para durar más de 10 años, como necesitan los cubanos. “Ya en 2004 eran miles los refrigeradores rotos, sin solución; imagínate cómo estarán los que se mantienen en pie”.

Vladia Rosa García


 

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