Del interrogatorio hecho por el G-2 cubano al hermano de la actriz Ana de Armas, hemos sabido que la isla tiene “la quinta mejor policía del mundo”.
El hermano de Ana de Armas, el fotógrafo cubano residente en Nueva York, Javier Caso, le coló un celular en un interrogatorio a la “quinta mejor policía del mundo”, tal y como la define uno de los miembros que lo entrevistó en algún cuartico de alguna unidad de policía en La Habana.
La noticia circula, en forma de audio, desde ayer por todas las redes sociales, y aunque “los policías”, un teniente coronel y otro oficial al parece de menor rango se identifican como de la PNR, no hay dudas; es la Seguridad del Estado. Y uno de ellos se define como “Ninja”, incluso.
El interrogatorio es toda una pieza museable. Muy pocas veces – por no decir, casi ninguna – uno tiene acceso a saber de primera mano cómo es que funcionan esas mentes policiales y estas dos que aquí aparecen, pertenecen, repito, a la quinta mejor policía del mundo. Qué preguntan, cómo lo hacen, cuál es el discurso ha sido siempre un misterio para muchos; y el resultado, divulgado (subido) ayer en Youtube, merece más que un aplauso. En el interrogatorio se vislumbra claramente cómo es “el proceso”; el juego del “policía bueno y el policía malo”, el chantaje, el “no eres nadie” y “el que pregunta soy yo”. Todo esto, repito, ha quedado grabado en un audio.
“En este video se recoge el testimonio de mi experiencia personal con la Seguridad del Estado, cuando fui citado para un interrogatorio el pasado 9 de enero de 2020 en La Habana. Una prueba más de la censura y represión a los artistas, intelectuales y opositores cubanos. El primer paso de una cadena de acciones que las autoridades cubanas arremeten impunemente contra todo el que exprese una opinión diferente”, dijo Caso sobre la entrevista que ahora mismo tiene a la oficialidad cubana pensando cómo fue que “la quinta mejor policía del mundo”, según un ranking que no se conoce quién lo elaboró, se dejó colar un celular dentro y ser grabados.
Testimonios verbales hechos por figuras públicas como Eliécer Ávila, Yoani Sánchez y otros, quizás han sido más espeluznantes, pero la verbalidad no puede superar la prueba gráfica aportada por Caso aquí.
Caso fue interrogado por miembros de la Seguridad del Estado que lo “ficharon” por tener relaciones de amistad con la actriz independiente Lynn Cruz y su esposo, el cineasta Miguel Coyula.
Los agentes de la policía política, identificados como Alberto Fonseca y Ángel Rodríguez, expresan que el interrogatorio es más bien una “alerta”, al fotógrafo, y en el encuentro le sugieren que deje de reunirse con los mencionados artistas, a los cuales según el gobierno cubano los financia la CIA.
No deja de ser gracioso cuando uno de los oficiales, diserta sobre quién es artista o quién no, lo cual – según su criterio – pasa por ser lícito o no. Incluso, le hacen saber a Caso, que si está en Cuba, no puede compartir en su perfil de Facebook fotos de las actividades que realizan Lynn Cruz y Coyula. ¿Es esto legal?
Muy probablemente no, pero el oficial le hace saber a Caso que “él puede” hacer que lo encierren; que pierda su vuelo de regreso a Nueva York y su dinero. Por supuesto, no explica – ni asume – que hacer eso sin motivos es precisamente “ilegal”; pero no importa, él es la ley.
Caso, en todo momento intenta comprender porqué está ahí. Incluso intentó convencerlos de que estaban en un error, pero su falta de experiencia en las unidades de la policía y en interrogatorios con los ejecutantes de la ley en Cuba, chocó luego contra la peor parte del interrogatorio, cuando el oficial Alberto Fonseca le rompe el ritmo, le cambia de palo para rumba y le habla de su hermana; le dice que es famosa, que es muy buena actriz, y que ellos están muy agradecidos de sus papeles. Una triste y desafortunada mención que obedecía a un objetivo: el chantaje con la familia.
Toda la transcripción del interrogatorio fue recreada en un video colgado en el perfil de Facebook de Javier Caso acompañado de un texto que refleja el enojo del fotógrafo por la censura en Cuba. Enojo del cual Caso hasta pudiera sentir orgullo; incluso ser premiado.
El joven, mal que le pese al MININT cubano, le coló un celular en la propia madriguera a “la quinta mejor policía del mundo”.
por Roberto A.