Deben ser importados y algunos clientes no los aceptan todavía muy bien, pero negocios privados en Cuba apuestan por los absorbentes ecológicos

Hace ya varios años que muchos países del mundo se han unido a la campaña contra el uso de absorbentes plásticos, o pajitas, como también son llamadas fuera de Cuba. Un “killer ambiental”, así son catalogados por activistas.

Alejandro Manzano, joven cubano que participa sistemáticamente en limpiezas de playas y otras labores ambientalistas, nos aclara que “es increíble la cantidad de objetos de este tipo que se encuentran en las costas y en los ríos. Su lento deterioro los convierten en uno de los elementos más peligrosos para el ecosistema marino”.

A partir de este reclamo internacional, diversos centros privados de la isla, sobre todo en la capital, han optado por acogerse al respeto por el medio ambiente e incorporan absorbentes ecológicos en sus rutinas diarias.

“Desde que abrimos el negocio estamos empleándolos. Son de cartón, color papel cartucho y los adquirimos a partir de vendedores que los traen del exterior”, explicó una de las dependientas del bar Terraza Habana, localizado en la céntrica avenida de San Lázaro, esquina a San Nicolás.

Adrián, trabajador del local Malecón 663, cuenta que allí también han comenzado a introducirlos. “Para nosotros es lo mismo porque desechábamos tanto aquellos como estos, pero ahora tenemos la tranquilidad de que no estamos contaminando. Resultan más caros y los podemos obtener únicamente si los importamos desde fuera de la isla”.

Ania Torres, mesera en esta instalación, refiere que es evidente aún la falta de costumbre de los clientes con respecto a estos absorbentes ecológicos. “Muchos se quejan de que son incómodos, pues al ser de cartón suelen humedecerse muy rápido. Comienzan a descomponerse, a aplastarse y pierden incluso la postura derecha en el vaso. En ocasiones hemos tenido que cambiarlos varias veces para complacer a los visitantes”.

 

Alicia Ortiz, dueña de un restaurante en la capital, asegura que ha estado interesada en comprar los de bambú, cuya resistencia es superior. “Cuando viajé a España los probé y son muy efectivos, además de que son biodegradables y también se pueden reutilizar. Pero como la fabricación proviene casi siempre de países orientales es muy poco probable que alguien los comercialice hasta aquí, más cuando el Estado no te lo facilita”.

Aunque la mayoría de los sitios que se han aventurado con los absorbentes ecológicos son negocios privados, pueden hallarse también en algunos hoteles, sobre todo en los inaugurados recientemente.

Mónica, dependienta en la terraza del Hotel Grand Packard, comenta que desde la apertura han sido esos los que han ofrecido. “Los huéspedes los aceptan bien, pero a veces son incómodos cuando se trata de bebidas muy espesas, pues si bien tienen un diámetro mayor, son muy frágiles y se doblan”.

Matilde García, activista medioambiental, apunta que ningún establecimiento administrado por el gobierno emplea estos absorbentes. “Debería ser una alternativa que se ponga en práctica en todos los sectores, tal y como están haciendo otras naciones. Se prevé, por ejemplo, que para el 2021 la Unión Europea prohíba definitivamente cualquier plato, cubierto o absorbente de plástico”.

Texto y foto: Lucía Jerez


 

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