Los refrescos de producción nacional de Ciego Montero escasean en las vidrieras. Ahora la Coca Cola abunda, pero hay que pagar 1.10 CUC por una latica

Después de que triunfara la Revolución cubana, Carlos Jiménez tuvo que acostumbrarse a muchas cosas, dentro de ellas, dejar de tomarse una Coca Cola cada tarde. “Pasamos de ser un país donde sobraba a no tener ninguna. Recuerdo que todos los días mis hermanos y yo echábamos cinco centavos y salía una botellita helada. Pero luego del año 61, más o menos, con las nacionalizaciones, el gobierno desterró la fábrica de dicha bebida, y aunque posteriormente hubo algún que otro intento por elaborar una idéntica, fue totalmente en vano”.

Para un sistema socialista y proletario como el de Cuba, la marca Coca Cola remitía directamente al capitalismo, al consumismo, y, por tanto, a la República con la que se había dado al traste en enero de 1959. Esto, unido a las restricciones estadounidenses que impidieron la entrada de la bebida negra al archipiélago, dio lugar a que la Coca Cola no se viera en la isla.

“Luego comenzamos a importarla desde terceros países, como, por ejemplo, desde México, que sigue siendo el que nos la suministra”, cuenta Arley, trabajador de una tienda Panamericana en la capital.

En un inicio, por su elevado costo, solo era posible hallarla en los aeropuertos o tiendas ubicadas en polos turísticos o lugares estratégicos para los foráneos, pero, últimamente, se ha ido extendiendo a varios establecimientos, sobre todo en las ciudades.

“Hoy hace quince días que no entra ningún otro refresco. Solo Coca Cola, Fanta y Sprite”, dice la dependienta de un quiosco ubicado en la capitalina avenida de Tulipán. “Obviamente la gente no los compra igual, porque el precio se duplica. Mientras las producidas por Ciego Montero no exceden los 55 centavos en CUC, las importadas pueden llegar a costar hasta 1.10 o 28 pesos cubanos aproximadamente”.

A juicio de Osvaldo, vendedor de un Di Tù en la avenida 26 del Vedado, ellos solicitan el abastecimiento de refrescos nacionales porque son los que más venta tienen. “Nosotros hacemos el pedido, pero a la hora de recibir la mercancía los que vienen son los otros. A veces se trata de una rotura o problemas de planificación en la empresa nacional, y, antes de que no haya ninguno prefieren poner esos. Saben que siempre habrá quien los compre”.

Carilda asegura que lo mismo sucede en ocasiones con el refresco de limón o de naranja. “Me quiero dar el gustico de tomarme algo frío antes de dormir, cojo mis 50 centavos y cuando llego, me encuentro una vidriera con latas que exceden 1 CUC, entonces, me molesto, viro la espalda y me voy. Porque si los productos nacionales está difícil compararlos, qué quedará para uno que supere los 25 pesos”.

Aleida añade que los cuentapropistas también se aprovechan de estas circunstancias. “La última vez que fui a una cafetería situada en la calle 23, esquina a H, solo divisé tres tipos de refrescos en la nevera, Fanta, Sprite y Coca Cola, solo que no eran a 1 CUC como en los puntos estatales, sino a 2. No teníamos opción. O consumíamos esos o no tomábamos ninguno”.

Texto y foto: Lucía Jerez


 

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