¿Por qué los gatos siempre caen de pie? Parece fácil explicarlo, pero sepa Ud. que descubrir este enigma le llevó a los físicos varios siglos.

Son varios los misterios que rodean el mundo en que vivimos. Preguntas que desde pequeño nos hacemos; para algunos, nuestros padres tenían una respuesta; para otras ni Mandrake el Mago podía respondernos. Por ejemplo: ¿por qué los gatos caen siempre de pie?

Que conste, parece difícil saberlo pero no. Digamos que NO ES como esa famosa de “¿qué fue lo primero; la gallina o el huevo? O esta otra: ¿por dónde le entra el agua al coco?

Lo cierto es que este “misterio” siempre tuvo ocupado a muchos estudiosos; tanto, que durante años no se ponían de acuerdo, y las diversas teorías que físicos y animalistas desarrollaban convencían a unos pero otros no. Mientras, los gatos seguían cayendo de pie.

Fue el científico francés Antoine Parent uno de los primeros en hacer públicas sus notas sobre “el tema”.

Lo publicó en 1970 y en realidad su explicación no iba sobre “la caída de los gatos, o de un gato”, sino más bien cómo “los objetos pesados se mueven y giran mientras llegan a una posición de equilibrio”. Dicho así, el gato “se equilibraría” en la caída, poniéndose en cuatro patas.

Gregory J. Gbur, autor del libro Falling Felines and Fundamental Physics explica que “casi como una ocurrencia tardía, Parent sugirió que, al igual que un objeto podría volcarse por el lado pesado hacia abajo en el agua debido a la gravedad y a la fuerza de flotación hacia arriba, un gato en caída libre podría ajustar su columna vertebral para voltearse, moviendo su centro de gravedad sobre el centro de flotabilidad”.

Esta teoría, se divulgó durante mucho tiempo en revistas, folletines, periódicos y se tomó como cierta, incluso hasta bien avanzado el Siglo XIX.


Sin embargo, estaba equivocado el francés, y a pesar de su simpleza no terminó con el desconcierto de quienes intentaban explicar de forma definitiva el fenómeno.

No fue hasta mediados del siglo XIX, en que se reconoció la ley de conservación del momento de rotación, o momento angular, con la observación de que “no es posible que un objeto comience a girar sin que otro objeto gire en sentido opuesto, con la misma magnitud de momento angular.”

Fue ahí, entonces, cuando los físicos entendieron que un gato “no podía girar sobre sí mismo en caída libre una vez que comenzara a caer”, de acuerdo con la ley de conservación de la energía. Resumiendo: el gato, en el momento en que comienza a caer, debe tomar impulso desde su posición para hacer una rotación inicial que lo haga caer de pie. Pero en el aire, ¿de dónde toma este impulso?

La fotografía sin embargo, vino a desmentir esto último. Fue el fisiólogo Etienne-Jules Marey, quien el 22 de octubre de 1894 en la Academia Francesa de las Ciencias dejó a todos los reunidos literalmente en una pieza, al mostrar una secuencia inédita de fotografías tomadas a alta velocidad de un gato cayendo. En la secuencia se veía claramente como el gato “empieza a caer boca arriba, sin ninguna rotación pero aun así consigue voltearse y aterrizar sobres sus patas”.

Desconcertados, y reconociendo “el poder del gato” de poder enderezarse por sí mismo durante una caída realizando algunos movimientos de su cuerpo, dos fisiólogos holandeses G.G.J. Rademaker y J.W.G ter Braak, presentaron en 1935 un importante mecanismo para explicar el entuerto que desde siglos anteriores, tenía a no pocos sesudos reventándose la cabeza.

Imaginaron al gato como fundamentalmente compuesto por dos cilindros, que representan las mitades delantera y trasera del felino. Si el gato se curva por la cintura, puede torcer las dos mitades de su cuerpo en direcciones opuestas, haciendo que sus momentos angulares opuestos se anulen en gran medida”, expresa en su libro Gbur.

Hasta ahora esta es la explicación del “truco gatuno”. Simplemente, aunque el gato no tenga un momento angular, él se orienta en una posición diferente y lo que hace es doblarse y girar por sí mismo.

Es el único animal que lo hace, y la explicación de por qué, con todos sus detalles, no ha sido dilucidada aún.

con información de RCM


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