Los planes de año nuevo ya están en marcha. ¿Que esperan los cubanos lograr en este 2020, que recién comienza?
Ya a las doce de la noche las perspectivas cambian. Como si se apagara una vela y automáticamente se encendiera otra, las personas comienzan a idear sus planes de año nuevo.
Desde los días previos está hecho el balance: uno rememora entonces los sabores y sinsabores que le trajo el año que parte. En ese saco entra todo, desde las libras de más hasta esa discusión con el vecino, la cual “no debía haber llegado hasta ahí”.
El primero de enero despertamos con los ánimos renovados, dispuestos a emprender una nueva vida. Así pasa en todo el mundo, y los cubanos no somos menos.
Mientras recalientas la comida del día anterior, abres las cervezas sobrevivientes y comentas con la familia la fiesta de anoche pides, como en un susurro, no dejar de ver esa imagen.
Generalmente, siempre pedimos lo mismo. “Amor, salud y prosperidad, lo demás viene solo”. Sin embargo, tal como se desarrollaron las cosas en 2019, algunos no están tan seguros de encontrar bendiciones en la carreta del destino. Al menos José Antonio, no. “Pido todos los días salud para mi viejita, estar fuerte para trabajar por ella y encontrar un trabajo con una buena búsqueda, especialmente de comida”.
Precisamente fue este uno de los talones de Aquiles del gobierno de la isla durante el pasado año y, al parecer, no superamos el bache. “¿No viste lo del avestruz en Oriente? Nos la están dando a probar, ya no es motivo de risa, sino una realidad. ¡Si hasta la letra del año dice que no se puede comer carne de puerco! Eso es mandado por ellos mismos, muchacha”, se burla Nancy.
Yuslay no se complica. “Pido poderme reunir con mi esposo de una vez, en España. Desde allí podré reclamar a mi hija, darle un mejor futuro y ayudar a quienes dejo atrás”, asegura la madre de 36 años.
El deseo de viajar parece un símbolo de buenaventura entre los cubanos pues, de las personas entrevistadas, la mayoría manifestó su deseo de conocer el extranjero, aunque fuese como “mula”.
Dalia está pensando en cosas más importantes dentro del país, que ayuden a cambiar un poco las cosas. “Espero que para este nuevo año, el gobierno preste un poco de atención a la voluntad del pueblo, las mentes se abran para valorar el consenso por encima de la imposición autoritaria, se destraben aspectos de nuestra vida por los cuales existe un divorcio entre el Estado y los ciudadanos; se sustituyan las consignas por acciones reales; el cubano pierda el miedo, pudiendo vivir feliz y libre”.
Utopías aparte, por supuesto existen propósitos más normales, eso sí, casi todos para la clase alta. Quienes dejaron de pensar hace mucho en conseguir los elementos vitales, se centran en “mantenerse en el gimnasio, encontrar una pareja atractiva o no parar su ritmo de fiestas”, como Camila.
Otros quieren que el plan de reconstrucción de Centro Habana se materialice “porque este solar nos puede caer arriba en cualquier momento. Seríamos muchas las familias afectadas si eso sucediera, por lo cual sé que, este 31 de diciembre, todos los habitantes pedimos lo mismo”, declara Mercedes, vecina de la calle Concordia.
Estamos de acuerdo en la necesidad de materializar grandes cambios en Cuba. El mundo lo espera y, los cubanos, con el doble de ansias. ¿Será 2020 el año soñado? Aún es pronto para decir.
María Carla Prieto