Las máximas autoridades de Cuba parecen estar molestas con quienes desde fuera exponen problemas de la isla. La idea es censurarlos, y hacerlos ver como “enemigos”

Dos “trabajos” recién salidos del horno estarían sin dudas encaminados a sembrar la duda y callar hasta la boca de las personas que viven fuera de Cuba; esas que de un modo u otro se expresan en las redes sociales con relación a los problemas que atañen al país.

Si ya habían sido alertados los residentes en el exterior con el “malnacidos” de Miguel Díaz-Canel, y azotados, meses después, cuando la mentirosa de Mariela Castro los llamó “garrapatillas”, la crítica contra los que viven fuera, y “hablan”, se hizo más feroz en el deleznable texto que publicara en días pasados el diario Granma al hablar de los femenicidios en Cuba.

Según el fracasado espía de La Joven Cuba, Javier Gómez Sánchez, autor del bochornoso artículo, son esas personas las “revictimizadoras” de las víctimas de femenicidios en la isla. El texto versa sobre eso y nada más. Lejos de proponer o incluso, por qué no, criticar que el tema no sea de interés hasta el 2028 en la Asamblea Nacional de Cuba, Gómez Sánchez “apuesta” por llamar contrarrevolucionarios a quienes desde plataformas independientes exponen los hechos que la prensa oficial no expone. Gómez Sánchez, entiéndase Granma, quiere callar esas bocas que, para él, no son parte de una solución, sino parte de un problema.


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Del articulillo escrito por un hombre que no es experto en el tema de género y que jamás había escrito sobre “el tema”, ya analizado en nuestro blog, lo único “positivo” es que desenmascaró a la infanta Mariela Castro como una mentirosa, pues expuso datos de femenicidios en Cuba en el año 2016; el mismo año en que ella, en un evento internacional, aseguraba que en Cuba no había femenicidios y clamaba “el logro” como una “obra de la Revolución”.

Horas después de ver la luz en Granma ese paupérrimo texto, un programilla de bretes y chismes de solar, a todas luces dirigido por la Seguridad del Estado en Cuba, nos trajo una vez más la cara de Ismaray Silva, la bretera de barrio del momento en las redes cubanas. La chica, el rostro de “Martillando Cubano”, arremetió sin misericordia contra aquellos que, según ella, son “falsos animalistas”. Ya veremos a quiénes se refería ella.

Su fallido intento recibió una contundente críticas por parte de la animalista cubana Beatriz Batista.

https://www.facebook.com/permalink.php?story_fbid=1255632591438611&id=100009756464443

Otro animalista, Sergio Boris Concepción publicó esto, pero desconocemos a quién se refería.

https://www.facebook.com/sergioboris.concepcionsilva/posts/1277598265914091

La teoría del programa de Martillando Cubano es la misma: callar a los que “protestan” desde fuera por el maltrato animal en la isla.

Los llama “asalariados del imperio” y los pone en el mismo plano de otros, más conocidos que, según la bretera presentadora, son pagados por el imperio y existen para exponer las maldades del socialismo cubano sin verdaderamente estar interesados en la solución de los problemas en la isla.

Al hablar de los “falsos animalistas”, Cubanita Silvaasí se identifica en Facebook esta chica nacida en Pinar del Río cuyo currículum como estudiante no fue sobresaliente nunca en su vida -aboga porque no opinen porque, no deberían hacerlo. Es decir: si usted vive en Holanda, por ejemplo, y le llegan imágenes de animales maltratados en La Habana, no debería decir nada al respecto. Tenga en cuenta, además, que Holanda es un país perteneciente a la OTAN; así que si va a “protestar”, esté preparado para que le ataquen por ese flanco: usted reside en un país que es miembro de la OTAN.

Por cierto, su programa fue “la tapa al pomo”, luego del delicado tema de la denuncia contra la protectora animalista Milagros Maylín, quien fue acusada de robarse el dinero de unas donaciones; que según un reciente video divulgado en las redes, “fue obra” de Rosi, una chica que posee un refugio de animales en la Virgen del Camino.

A este hecho, hay que sumar lamentablemente la fragmentación del grupo de animalistas que plantó cara frente a Zoonosis; principalmente por divergencias de criterios entre ellas.

tal vez quieras leer: Animalista cubana acusada de robar fondos de donaciones

Según la “Cubanita Silva”, y me baso en la imagen que vimos en el programa, los que hacen eso son “los mismos de siempre”. ¿Quiénes son “los mismos de siempre” según Ismaray Silva? “Rosa María Payá, Eliécer Ávila, Roberto San Martín, Chucho del Chucho, Alexander Otaola, Juan Juan Almeida, y otros influencers extrafronteras”.

Quien escribe ha visitado reiteradamente la casa de todos esos mencionados aquí arriba, a excepción de la casa de Rosa María Payá. No recuerdo haber hablado sobre el tema del maltrato animal con ellos. No son ellos precisamente “animalistas”, pero tampoco creo que sean, repito, de los que si ven un animal maltratado, no en Cuba, en Bostwana, se callen la boca. Que vivan “fuera” es solo un “estigma” que cargan los que desde la isla intentan silenciar las voces críticas desde fuera.

La idea no es nueva. Lo sabemos. Poner las voces de los emigrados cubanos en un contexto de peligrosidad y despojarlos de todo tipo de derechos es una idea por la que siempre apostó el gobierno de la isla. Meter a todos “los que se fueron” en un mismo saco, ha sido un error que la llamada Revolución cubana ha asumido durante años. Intentar que sus voces, desde otra visión, no incidan o sean vista y escuchada en la isla, ha sido parte del modus operandi de la Seguridad cubana durante muchísimos años. Por eso se prohibían la radio y la televisión “extranjeras”; por eso “las antenas” eran ilegales y existían a escondidas -excepto la de Amaury Pérez-; porque “el otro discurso” nunca ha sido ni será bienvenido; por más honesto y sincero que sea.

De cómo un “cubano” deja de ser “cubano”, de como una voz puede ser “bienvenida” y luego “rechazada”, de cómo el gobierno intenta callar y ser el dueño de todo, existe un clásico.

La protagonista fue Vilma Espín Guillois, ex esposa de Raúl Castro Ruz y madre de Mariela Castro. La alta funcionaria del Consejo de Estado, ya fallecida, máxima dirigente de la Federación de Mujeres Cubanas, la organización “supuestamente no gubernamental” que agrupa a todas las mujeres cubanas, se encontró con el periodista de origen cubano, ya residente en los EE.UU., Mario Vallejo.

Vallejo, con mucho respeto y profesionalidad la abordó y todo iba bien, porque, Vilma, por el acento de Vallejo, creyó que era un periodista del Sistema Informativo de la Televisión Cubana. Cuando “descubrió” que Vallejo trabajaba para Univisión lo llamó contrarrevolucionario, y en el colmo de los colmos, intentó, en pleno territorio de los EE.UU., quitarle la grabación.

No quieren que hablemos. Hasta viviendo fuera, pretenden amordazarnos.

Por Ariel P.


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