Varios migrantes cubanos fueron asaltados cuando intentaron cruzar la frontera de Costa Rica hacia Nicaragua en su intento de seguir camino a Estados Unidos.

Lázara Esther Fernández Artiz dijo que salvó su vida de milagro tras recibir un disparo en la cabeza de parte de los coyotes encargados de guiarlos, quienes prepararon la trampa para ella, su marido y otros migrantes cubanos que los acompañaban.

Los sucesos tuvieron lugar entre las 8 y 10 de la noche del 1 de agosto en una zona montañosa de la frontera de Nicaragua conocida como la Guacimada, “la cual históricamente es utilizada por los coyotes que ofrecen cruzar a inmigrantes de un país a otro”, describe el diario La Prensa.

Lázara Esther, su esposo Luis Enrique Hernández Jerez, y otros tres antillanos se comunicaron por WhatsApp con los coyotes recomendados por otras personas cuando su entrada a Nicaragua fue prohibida en el puesto fronterizo de Peñas Blancas.

“Fue así que entramos en comunicación con cuatro coyotes que nos ofrecieron cruzarnos por 150 dólares cada uno, pero en el trayecto planificaron el asalto y al defendernos, realizaron varios disparos y me dieron en la cabeza”, contó.

Al verla en el piso, aparentemente muerta, los demás cubanos huyeron ante el miedo de ser asesinados y los ladrones le quitaron ropa y 400 dólares de su bolso.


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Pero la cubana no estaba muerta, pues el proyectil entró por detrás de la oreja izquierda, “luego atravesó por mi boca – de abajo hacia arriba- y quedó incrustado en la nariz, y en el trayecto me desprendió piezas dentales y me causó lesiones en la mandíbula”, explicó a la Prensa.

Su esposo y los demás sobrevivientes pidieron ayuda en una casa y lograron contactar con oficiales del Ejército de Nicaragua, pero al lugar del asalto, no encontraron el cuerpo de su esposa.

“Yo pensaba que la habían matado y cuando llegamos al lugar donde nos dispararon ya no encontramos a mi esposa, y a eso de las 10 de la noche nos informan que la habían encontrado caminando por esa carretera adoquinada”, manifestó Luis Enrique Hernández Jerez, de 32 años.

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Pero Lázara Esther recuperó el conocimiento y logró llegar a la carretera adoquinada que conecta a la comunidad fronteriza de Sapoá con el sector conocido como La Calera, en donde fue encontrada.

Por la gravedad de su herida, fue atendida en un hospital de Managua, en done le extrajeron el proyectil y el colocaron retenedores en su boca para tratar de recuperar las piezas dentales. Estuvo en Nicaragua hasta el 8 de agosto y luego siguió su viaje a Estados Unidos, aunque en estos momentos se encuentra en Honduras.

Desde principios de este mes, se supo de decenas de cubanos solicitantes de refugio que se encontraban varados en pésimas condiciones en Peñas Blancas, la frontera de Costa Rica, en su intento desesperado por cruzar a Nicaragua.

El perfil de Facebook de Miriela Oliva Respuestos reportaba de decenas de nativos de la isla, cerca de 200, entre los cuales se encontraban mujeres embarazadas, menores y adultos mayores y otra persona, Noslen Ramírez lanzó una petición en Change.org para que “el gobierno de Nicaragua deje seguir el camino de nuestros hermanos cubanos que están varados en la frontera entre Costa Rica y Nicaragua”.

Miriela informó en Facebook el pasado 13 de agosto que les habían propuesto darle “una ayuda por tres meses y empezar agilizar sus expedientes a ver si califican para Refugio a la cual los cubanos se negaron por lo que todos saben ya: quieren seguir adelante para un país donde puedan vivir tranquilos con el esfuerzo de su trabajo”.

Mientras el 18 de agosto, comunicaba que estaban “nuestros hermanos en emigración para pedir recibir el mismo beneficio de los cubanos que están en frontera”.

Julio Linares


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