Modelos matemáticos pronostican que habrá nuevo pico de covid-19 en la isla; la disciplina, el uso de mascarillas, lavarse las manos frecuentemente y mantener el distanciamiento físico, pudieran desmentirlo
La complejidad de la situación de la COVID-19 en Cuba pudiera explicarse de una manera alarmante, sí, pero absolutamente científica: modelos matemáticos pronostican que habrá un nuevo pico de covid-19 en la isla. Se trata de tres modelos elaborados por expertos de varias especialidades; los mismos modelos que en otros momentos de la pandemia ayudaron a prever el desarrollo de la enfermedad y adoptar las medidas adecuadas.
Así lo informó en la Mesa Redonda, Raúl Guinovart, decano de la Facultad de Matemática y Computación de la Universidad de La Habana.
El experto, lejos de andarse con paños tibios, y ante un Randy Alonso “asustado” que apenas le dejaba hablar, echó mano a los modelos matemáticos elaborados por expertos cubanos a partir del incremento de casos de COVID-19 en las últimas jornadas, los cuales apuntan a que el escenario de la enfermedad en el país se complejizará dentro de unos días, de no asumirse las medidas de protección con rapidez.
Randy, acostumbrado a trabajar con recién graduados en Cubadebate, entornó los ojos en más de una ocasión mientras que en otras, movía su cuello, una señal característica en él cuando aprueba tácitamente lo que se dice.
Abrumado por “la ciencia”, Randy escuchó de boca del experto como los mismos estudios apuntan a que en la isla la recuperación será lenta. El peor de los vaticinios dados por los modelos matemáticos es que el coronavirus “vivirá” en Cuba al menos hasta fin de año, y muy probablemente reciba el 2021, con el problema añadido de que el 31 de diciembre de seguro habrá fiestas por todas partes.
En el escenario más crítico -los modelos matemáticos tienen “un rango”- pudiera alcanzarse hasta cuatro veces el números de casos del pico que se alcanzó el pasado 25 de abril, con 847 casos confirmados de coronavirus.
En aquella ocasión se logró aplanar la curva en mayo y junio, pero en julio con el verano y el ambiente de fiesta aumentaron las relaciones interpersonales y se relajó el distanciamiento, reconoció el especialista que agregó que hubo entonces una mayor interacción entre enfermos y sanos y por tanto aparición de nuevos brotes.
La clave, para desmentir esta predicción está en la disciplina; en la toma de conciencia y en el cumplimiento estricto de las medidas gubernamentales ya implantadas, sobre todo en La Habana, en la cual, ayer, se dio a conocer un nuevo evento en la Calzada de Puentes Grandes, con 10 casos activos.
“Existe una pendiente muy pronunciada en el número de contagios, sobre todo en la capital del país”, reconoció Guinovart.
En opinión del experto, echar por tierra estos modelos matemáticos requiere de tres medidas básicas: usar nasobuco o mascarilla, lavarse las manos frecuentemente y mantener el distanciamiento físico.
Cuba reportó ayer 35 nuevos contagios, los que suman tres mil 128 desde el pasado 11 de marzo cuando de acuerdo con fuentes oficiales se detectaron los primeros casos.
Se mantienen activos 534 pacientes y dos mil 504 se han recuperado de la letal enfermedad.
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