¿Protección o desamparo? Las autoridades cubanas podrán decir que ellos “buscan proteger a las embarazadas” con este tipo de medidas, pero el desbarajuste y la burocracia en Cuba está tan bien estructurado y ramificado que las embarazadas cubanas no lo sienten así, como una protección, el hecho de que les prohíban entrar a comprar a las tiendas de canastilla en CUC. Tampoco dejan entrar a madres con niños.
Esa es la denuncia que estaba circulando en las redes sociales y a la que nadie le había prestado atención hasta que se tropezaron con “el reporte” de la periodista oficialista, “revolucionaria 100%” según se define ella misma, Rouslyn Navia.
La creadora del blog Desde Cuba te cuento, editora, y una de las piezas del periodismo cubano más comprometida con el socialismo, pero embarazada, se topó de bruces contra el absurdo.
Ya sabemos que estos jóvenes suelen armar escándalo en Facebook cuando les pisan un callo, y Rouslyn es habitual en eso, aunque a ella no la multen con 3000 pesos según el Decreto Ley 370. No hace mucho Navia metió un “soberano petate” por los abusivos precios del comercio online de CIMEX, y también protestó porque les estaban obligando a determinadas personas a comprar cosas que no necesitaban.
Ahora, Navia, en un post que publicó en Facebook, afirmó que en las tiendas TRD de La Habana “se está impidiendo la compra de canastilla justo a quienes la necesitan” por órdenes de “arriba”; una medida que en medio de la escasez que padecen los cubanos solo beneficia a los revendedores de toallitas húmedas y pañales desechables.
“Y entonces, ¿quiénes pueden acceder sin problemas ni limitaciones a estos productos? Los consabidos revendedores…”, afirmó la periodista, que cuestionó esta decisión que vino “de arriba”.
Al menos eso cree ella, porque en la concreta, al preguntar, nadie le supo decir ni informar de dónde vino, ni qué resolución la ampara”; tras lo cual la periodista matancera comentó: “la sensibilidad no puede desaparecer en momentos críticos como estos que se viven en Cuba hoy”.
Luego consideró “un error gigantesco que se nos esté ‘cuidando’ de la manera equivocada.”
“La considerada ‘población vulnerable’ lo que necesita son más facilidades para acceder a estos productos, no más trabas y obstáculos”, expresó en su post, la pobre muchacha que no se acaba de dar cuenta dónde es que está “el error gigantesco”, que sin dudas está en el sistema mal creado y que peor funciona.
“La Habana está en fase 1 aún, y si se puede llevar a un niño al zoológico, o se permite salir a cuestiones básicas como la compra de artículos de primera necesidad, por qué se les impide la entrada a estas personas en las TRD, si están haciendo uso de su derecho y cumpliendo las medidas de distanciamiento social y usando los medios de protección (mascarilla)?”, se preguntó Rouslyn, y agregó:
“Hay una realidad que no se puede ignorar: la embarazada tiene más posibilidades de comprar lo que necesita que su esposo. Y la razón es clara: la embarazada o la mujer con su bebé no hacen cola, y pueden acceder al producto antes de que los revendedores lo acaparen”.
Lamentó en su publicación, que debido a la desorganización existente, y a pesar del riesgo de contraer COVID-19, las embarazadas están “tratando de hacer sus compras sin mediaciones de nadie”, porque nadie las atiende.
“Es la forma más segura de garantizar el acceso a pañales, toallitas húmedas, etc. Y también porque muchas no tienen quién les haga el favor de pasarse 6 horas en una cola: madres solteras, o con esposos que trabajan”, consideró.
Seguramente a Rouslyn le darán respuesta. O tal vez no. Tal vez la llamen “a contar” y le “rallarán la pintura”, por “bocona”. Seguro que, de paso, le resuelven los pañales y el talco Bebito, y Rouslyn, ya resuelto su problema, se calle la boca hasta la próxima temporada de su embarazo, en detrimento del resto de las embarazadas.
por Ariel P.