Durante años fue para muchos en España un rey cercano, pero de inicio los problemas con la justicia de la infanta Cristina y su esposo, Iñaki Urdangarín, y ahora el dedo que directamente señala a Juan Carlos I parece haber cambiado la percepción de algunos
En redes sociales algunos españoles están que trinan. La Casa Real ha divulgado la carta del rey emérito Juan Carlos I a su hijo Felipe VI, el actual monarca.
Comienza el texto de Juan Carlos I: “Con el mismo afán de servicio a España que inspiró mi reinado y ante la repercusión pública que están generando ciertos acontecimientos pasados de mi vida privada, deseo manifestarte mi más absoluta disponibilidad para contribuir a facilitar el ejercicio de tus funciones, desde la tranquilidad y el sosiego que requiere tu alta responsabilidad. Mi legado, y mi propia dignidad como persona, así me lo exigen”.
Lo de vida privada, con perdón del rey emérito, no es exactamente así. Juan Carlos I se refiere a que “la Fiscalía del Tribunal Supremo mantiene abierta desde hace dos meses una investigación para valorar si cometió blanqueo y delito fiscal en relación con el AVE a La Meca”, según ha venido reportando el sitio digital El Diario.
La carta de Juan Carlos copa este lunes los principales titulares de la prensa española: Juan Carlos I abandona España ante las sospechas de corrupción; El Rey Juan Carlos comunica a Felipe VI su decisión de instalarse fuera de España; Juan Carlos I ya no cabía en Zarzuela; Don Juan Carlos anuncia que abandona España y Felipe VI acaba con Juan Carlos I: todas las rupturas con el Rey emérito son tan solo algunos.
Dice el emérito además en su misiva: “Hace un año te expresé mi voluntad y deseo de dejar de desarrollar actividades institucionales. Ahora, guiado por el convencimiento de prestar el mejor servicio a los españoles, a sus instituciones y a ti como Rey, te comunico mi meditada decisión de trasladarme, en estos momentos, fuera de España. Una decisión que tomo con profundo sentimiento, pero con gran serenidad. He sido Rey de España durante casi cuarenta años y, durante todos ellos, siempre he querido lo mejor para España y para la Corona”.
El comunicado publicado por la Casa Real se lee asimismo que Felipe VI respeta y agradece la decisión de su padre. “El Rey desea remarcar la importancia histórica que representa el reinado de su padre, como legado y obra política e institucional de servicio a España y a la democracia; y al mismo tiempo quiere reafirmar los principios y valores sobre los que ésta se asienta, en el marco de nuestra Constitución y del resto del ordenamiento jurídico”.
En marzo de este año, sin embargo, el actual monarca también mediante un documento oficial hacía patente que renunciaba a la herencia que personalmente le pudiera corresponder de su padre, don Juan Carlos, así como a cualquier activo, inversión o estructura financiera cuyo origen pueda no estar en consonancia con la legalidad o con criterios de rectitud.
Don Juan Carlos I desde ese momento dejó de percibir la asignación que se le otorgaba en los presupuestos de la Casa de Su Majestad el Rey.
En febrero de 2017 salía la sentencia del conocido como Caso Nóos. Fueron seis años de investigación y casi ocho meses de deliberaciones en los juzgados.
Iñaki Urdangarín, el esposo de la infanta Cristina, fue condenado por la Audiencia Provincial de Palma de Mallorca (Islas Baleares) a seis años y tres meses de cárcel. Cumpliría por prevaricación, malversación, fraude, tráfico de influencias y dos delitos contra la hacienda pública. Pero la hija de Juan Carlos I, Cristina de Borbón, fue absuelta.
Muchos en España vociferaron que no, que la justicia no era igual para todos. Y desde entonces la monarquía no era tan bien valorada.
Juan Carlos I se ha ido de la nación ibérica, sin ni incluso anunciar cuál es el destino de su exilio.
Neus Francino