Un lugar icónico para los cubanos, el Malecón habanero, sigue en el centro de la polémica por obras de restauración.

El motivo principal de la discordia es la elevación del conocido muro del Malecón, pues los residentes de la ciudad ven amenazado el lugar en donde generaciones de cubanos se han sentado a disfrutar del mar, a conversar con los amigos, a enamorarse o a pescar.

“Lo que van a hacer es afearlo, lo más lindo que tiene Cuba. El Malecón, donde todo el mundo viene a llorar, a hablar de amor, el mariachi, a sacar tus penas, tus dolores, es lo más lindo, lo que vamos a perder entonces sería eso. ¿Dónde nos vamos a sentar?”, dijo recientemente a Reuters la cubana Madelyn Ruiz.

La rehabilitación de la añeja estructura fue establecida por el gobierno como parte de la llamada Tarea Vida, un compendio de medidas para mitigar los efectos del cambio climático, en este caso particular, con la idea de evitar las conocidas inundaciones costeras que sufre la capital cuando hay mal tiempo.

En junio de 2019, Cubadebate publicaba que “como parte del Plan de Estado para el enfrentamiento al cambio climático, Tarea Vida comenzará este 2020 la rehabilitación del Malecón para evitar inundaciones costeras, tanto marítimas como pluviales”.

El reporte indicaba que el proceso tendrá cuatro etapas, y que comenzaría con “el cambio de la geometría del muro y de su elevación hasta donde la arquitectura lo permita. Pues, la estructura actual no es lo suficientemente eficiente para disipar la energía de la ola”.

En el mismo trabajo del medio oficialista, el usuario Marvin se cuestionaba en un comentario que “al parecer, jamás han visto como entra el mar por el Malecón (…) Tendrían que levantar un muro de 3 metros de altura y el cálculo sería discreto para detener una fuerte penetración del mar. Y quedaría la ciudad atrapada dentro de un muro al estilo de Trump en la frontera mexicana. Elevar el muro provocaría un cambio de la arquitectura capitalina y llevaría a las personas y vecinos que gustan de sentarse en el muro del litoral a llevar escaleras para subirse”.

A más de un año, elevar el muro del Malecón todavía es objeto de discrepancias, porque hay quien teme que afecte la vista al mar, uno de los encantos de la ciudad, a la vez que tampoco creen que pueda servir de mucho en caso de fenómenos atmosféricos desproporcionados.

“Me beneficiaría en parte, pero si el huracán es grande entrará de todas maneras. La fuerza del mar es descomunal y perderíamos la vista al mar”, afirmó a la agencia de prensa el profesor jubilado de historia Enrique Rafael Díaz.

En una información publicada en este sitio meses atrás, reseñábamos las palabras de Gustavo López, ingeniero civil, quien admitió que los fenómenos climatológicos afectan considerablemente a las construcciones más próximas, aunque “pueden valorarse muchas opciones antes de decidir elevar esa pared, que, despojándola de todo valor constructivo, encierra mucho del espíritu de los habaneros. Tal vez una inclinación que haga frente con mayor resistencia al oleaje voraz pudiera ser una de las alternativas. Principalmente, si se tiene en cuenta que también estas obras irán acompañadas de diques y un mejor sistema hidráulico que, del otro lado, contribuya a frenar el impulso de la marea”.

“Es importante acotar que La Habana no es la única ciudad en el mundo que converge con el mar. Se trata de planificar construcciones y restaurar en función de resistir a la convivencia con el salitre y el viento. Si la idea es demoler edificaciones y elevar murallas, la urbe se quedará sin sus íconos más representativos”, concluía.

En los últimos meses, se han suscitado otras polémicas por intervenciones arquitectónicas en La Habana que no gustaron a la población, como la sustitución del césped en un tramo de la céntrica Avenida de los Presidentes -Calle G- por adoquines de cemento.

De igual forma, las autoridades del llamado Paseo Marítimo 1ra y 70 aprovecharon la cuarentena para construir un “Muro a lo Trump”, como la bautizó la usuaria de Facebook Lupe Fuentes, que amenazaba con cortar el acceso a la costa de 1ra y 70, una popular playita habanera, aunque fue destruido ante la presión popular.

Julio Linares


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