Un niño cayó en un pozo con una profundidad de 50 metros en La Habana, en condiciones que aumentaban el peligro para su vida.
Las fuerzas de rescate recibieron una llamada que anunciaba los hechos alrededor de las 8 a.m. del pasado 16 de julio con la información de que un niño había caído en un pozo de agua de la finca “La Nobleza”, en el consejo popular “Cuatro Caminos” en el municipio Cotorro, cuenta la página del Ministerio del Interior de Cuba.
Bomberos del municipio y rescatistas temían lo peor por el complicado cuadro para la misión de salvamento del menor de apenas 13 años, debido a las medidas del estrecho túnel: apenas sesenta centímetros de ancho y unos 50 metros de profundidad.
“Ya en el interior del pozo, entre la oscuridad y los gritos del menor que agonizaba por los golpes recibidos por la caída, descendía rápidamente uno de los rescatistas, quien desde la superficie era asistido con aire comprimido”, narra la información.
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Este llevaba consigo la protección y la atención primaria para brindarle al menor, a quien logró alcanzar y abrazar, y poco después comenzó el ascenso de vuelta a la superficie.
Cuando salió del pozo, el niño de 13 años fue atendido por el personal del sistema integral de urgencia médica, “quienes estabilizaron sus signos vitales, así como atendieron sus lesiones”.
El caso vivido en La Habana recuerda otro similar que ocurrió en el municipio de Candelaria en la antigua provincia de Pinar del Río, y que ahora parte de la provincia de Artemisa, cuando una niña cayó por un pozo de 300 pies de profundidad y apenas 40 centímetros de diámetro, cuenta Havana Times.
Sulay Enamorado Izaguirre, quien hoy llega casi a los 40 años, aún conserva recuerdos de aquel día de 1985 en que estuvo unas 10 horas en peligro, antes de ser salvada por los bomberos.
Julio Linares
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