Una familia latina interpuso este jueves una demanda en la Corte Superior de Los Ángeles al equipo de béisbol de los Dodgers, por discriminación racial y fuerza excesiva.
Las personas alegan que fueron golpeados por el personal de seguridad de ese equipo, hecho de violencia que ocurrió durante un partido de la Serie Divisional en octubre pasado.
En un comunicado a la prensa, el abogado de la familia, Peter di Donato, dijo que los Verdin (una familia compuesta por el padre y cuatro hijos) fueron atacados sin causa justificada por dichos miembros de la seguridad debido a “discriminación racial ilegal”.
Este pide una compensación de 7 millones de dólares en daños por asalto, agresión, encarcelamiento falso, infligir angustia emocional y violación de derechos civiles federales, más otros 10 millones adicionales por daños punitivos.
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Según la versión de Rigoberto Sr (jefe de la familia demandante) al término del partido número cinco de la Serie Divisional entre los locales y los Nacionales de Washington el pasado 9 de octubre, cuando ellos se disponían a abandonar la instalación, fueron “emboscados” por los agentes solo por ser latinos, porque antes de ser maltratados fueron llamados “pandilleros, matones y homies”, indica el reporte de EFE, republicado por medios locales.
En su querella asegura que eran solo espectadores inocentes cerca de otro fanático que estaba “actuando erráticamente, empujando y gritando a los miembros de su familia”, cuando los agentes sometieron a su hijo David de 24 años con una técnica de estrangulación y lo golpearon varias veces en la cabeza y el cuerpo.
Por otra parte, otro de ellos inmovilizó en el suelo a Rigoberto Jr de 26 años cuando intentaba defender a su hermano, con la rodilla haciendo presión sobre su cuello como ocurrió en el mes de mayo con el afroamericano George Floyd, aunque no el tiempo necesario para provocarle asfixia. Ambos hermanos fueron llevados a la cárcel aunque no se presentaron cargos.
En la demanda también se alega que en este caso de violencia un tercer hermano (Jamie, de 18 años) recibió un golpe en la cara que le produjo una fractura en la nariz y el más joven de todos (Javier, de 16 años), fue tirado al suelo.
La familia asegura que ninguno de sus miembros es integrante de pandilla alguna y que solo son víctimas de prejuicios raciales, a pesar que la mayoría de los aficionados que asiste a ese estadio son latinos o descendientes de ellos.
Un representante del equipo de los Dodgers no quiso dar declaración alguna a la prensa local sobre ese incidente, alegando que no es una política de la franquicia hacerlo cuando lo asuntos legales están pendientes.
No es la primera vez que el personal de seguridad del estadio se ve envuelto en una demanda civil de este tipo por actos de violencia. Tan solo el abogado di Donato es la cuarta que presenta contra ellos en un lapso de tiempo de 14 meses.
Una de las más mediáticas ocurrió hace poco más de dos años cuando otro latino, nombrado David Antúnez, fue golpeado salvajemente por los guardias de seguridad del mismo estadio y tuvo que ser retirado de la instalación en una silla de ruedas debido a la gravedad de las lesiones de la golpiza.
Otro de los escándalos de violencia en que se han visto envueltos los directivos del estadio ocurrió apenas un año atrás, cuando Rafael Reyna (otro latino), los demandó por negligencia al haberse reducido el personal de seguridad para ahorrar dinero, lo que propició que un grupo de hombres le diera una paliza en el parqueo al término del partido sin que ellos aparecieran, provocándole a él un daño cerebral del que aún no ha podido recuperarse.
Roque Díaz