El coronavirus dio el golpe de gracia al provocar el cierre de fronteras, pero la llegada de visitantes a la isla había disminuido antes de la pandemia.
El turismo internacional en Cuba había caído considerablemente en el primer trimestre de 2020, al registrar una importante contracción del 33,2 por ciento con respecto al primer trimestre de 2019, según datos publicados por la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI).
¿Qué significa esto? En términos de números representa una considerable disminución de 488,323 viajeros menos que visitaron el país durante ese período, un duro golpe para la economía cubana y su llamada locomotora, el turismo.
Una de las caídas más drásticas corresponde a visitantes provenientes de Estados Unidos, que pasó de 181 707 en enero-marzo de 2019 a solo unos 50 528 en ese mismo período del presente año, como resultado evidente de las restricciones de viajes impuestas por la administración Trump en los últimos tiempos.
“En comparación con los tres años anteriores, el turismo no había empezado bien en enero y febrero. COVID-19 empeoró la situación”, afirmaba en Twitter el economista cubano Pedro Monreal.
Incluso Canadá, el principal emisor de visitantes a Cuba, vivió una reducción del 18,7 por ciento, lo cual ocurrió también a otros como Alemania o Inglaterra, comportamiento que se repitió con lo que la ONEI llama “comunidad cubana en el exterior”, que pasó de 141 057 a 107 011.
El único emisor entre los principales de turismo internacional a Cuba que creció fue Rusia, en un acercamiento que recuerda a aquella “amistad de tiempos pasados”, con un incremento más que destacado del 133,5 por ciento.
Esto se debe, entre otros factores, a que aerolíneas rusas comenzaron a viajar a varias ciudades cubanas en 2019, como Nordwind Airlines, directamente desde Moscú y hasta la ciudad de Camagüey, así como Rusia Royal Flight hacia la ciudad de Holguín.
Aunque no se sabe bien cómo será la vida pospandemia y tampoco el turismo, las estadísticas previas no constituyen buenas noticias para Cuba, sobre todo porque cuando se piensa en la recuperación económica, inevitablemente se dirigen las miradas hacia este sector de la economía.
La locomotora de la economía cubana tiene cientos de millones “enterrados en forma de hoteles, infraestructura y equipo”, con los cuales, explica “se corre el riesgo de que se haya hecho una inversión que nunca se vaya a recuperar o que se va a recuperar en un grado muy bajo, ese es el reto que tiene el turismo”, explicaba Monreal días atrás.
La lógica indica que, aunque llegue la reapertura al turismo internacional, la Isla tendrá que impulsar otros sectores si quiere enfrentar mejor la crisis, como la agricultura y la agroindustria, el sector empleador más grande de la economía cubana.
Omar Cortázar
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