Al “excelentísimo” cónsul cubano en Moscú, Eduardo Lázaro Escandell, no le dio la absoluta gana de escribir una carta; una simple carta.

La ineptitud, la burocracia, la poca sensibilidad y empatía ante los problemas de los cubanos en la migración que a menudo demuestran funcionarios -cubanos también- que prestan servicios en los consulados de Cuba en el extranjero tiene sin dudas en Eduardo Lázaro Escandell, cónsul cubano en Moscú, a una pieza museable y digna de ser antologada. Y estudiada. Un hombre que habla de Martí en su natalicio. Martí, un hombre que dijo “Patria es humanidad”.

Esta historia que paso a contarles es tan cierta como que dos más dos son cuatro.

Cuatro también fueron los cubanos que no pudieron regresar a Cuba GRATIS en el día de ayer en el vuelo humanitario gestionado por el Ministerio de Exteriores de Rusia, en colaboración con la línea aérea Azur Air. No regresaron a Cuba porque al “excelentísimo” cónsul cubano en Moscú, Eduardo Lázaro Escandell, no le dio la absoluta gana de escribir una carta; una simple carta.

Tres de ellos finalmente pudieron viajar pagándose el pasaje. Uno de ellos se quedó. Cuatro cubanos, cuatro casos vulnerables.

Escandell tenía que hacer una simple carta y no le dio la gana.

De ello pueden dar fe varias personas aparte de los perjudicados en este asunto. Anna Voronkova, Veronika Birman y los trabajadores del Departamento de América Latina, vinculado directamente a María Zajárova, vocera del Ministerio de Exteriores ruso.

Fue Voronkova, nacida y criada en Rusia, la primera persona que se interesó por el drama de los cubanos varados en Moscú. Voronkova, quien junto al habanero Pedro Luis García “se ha volcado en echarle una mano a centenares de cubanos en Moscú que se encuentran en una situación desesperada debido a la pandemia” conoció del trabajo que Birman, una empresaria rusa de turismo, venía haciendo en pro de ayudar a sus compatriotas varados en otras regiones a regresar a su país de origen.

Cuando Voronkova contactó con Birman, esta última ni siquiera sabía de la existencia de un centenar de cubanos varados en Moscú. Birman se encontraba trabajando en “un vuelo de rescate”, para sus coterráneos varados en Sao Paulo y Buenos Aires, y de la unión y gestión entre ambas surgió la idea de ayudar a sacar a los cubanos que estaban varados en Moscú.

Voronkova le contó de la existencia de cuatro casos graves, vulnerables; personas que se encontraban sin dinero y con algún tipo de patología médica. Tres con patologías crónicas y una embarazada.


Entre ambas se pusieron en contacto con la aerolínea Azur Air. Esta dijo que asumiría el costo del 50% del pasaje de esos cuatro casos.

De allí, el pedido fue al Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia, por intermedio de Azur Air, y tras “tocarse varias puertas” lograron la atención del personal de la oficina de María Zajárova, la vocera del Ministerio.

Dado el caso de que el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia estaba sufragando el vuelo, y pasajes de sus nacionales varados en América Latina, Voronkova y Birman, y Azur Air, le pidieron a los trabajadores vinculados a la oficina de Zajarova que el Ministerio asumiera la diferencia de ese otro 50% en los cuatro pasajes de los cuatro cubanos varados y enfermos en Moscú. Zajarova accedió pero, dijo que para el Ministerio poder hacerse cargo de esa gestión de manera transparente y bajo un interés humano, aunque diplomático, era necesaria una carta; una carta del consulado cubano, en la cual se explicara la situación detalladamente.

Una carta.

Una carta, esa carta, fue lo que le pidieron Voronkova y Birman al cónsul cubano en Moscú, Lázaro Eduardo Escandell quien, lejos de sentarse de inmediato a redactar la misiva, lo que hizo fue cuestionarle a ambas quiénes eran, por qué lo hacían, y otras tonterías más propias de un interrogatorio y de un agente de la Seguridad del Estado que de un cónsul.

Escandell hizo todo lo posible y entorpeció todo lo que pudo la gestión humanitaria de Voronkova y Birman. Al final de todo este engorroso “estira y encoge” -con altas dosis de vaselina y demora por parte de este funcionario, cuya gestión en Moscú está en la boca de todos por ineficiente- el Embajador cubano en Moscú, Gerardo Peñalver Portal, se enteró de las gestiones de Anna Voronkova y Veronika Birman y ordenó a Escandell que redactase el documento.

Se lo dijo “la noche antes”. Escandell, a pesar de “la orden”, en lugar de ponerse en contacto con Voronkoba y Birman llamó -ni ellas saben a dónde ni a quién- para estar seguro que era cierto todo aquello. Llamó al lugar equivocado. Allí le dijeron que no sabían nada de este asunto. ¿El resultado? No escribió la carta.

Como la carta no se escribió, de los cuatro cubanos cubanos que viajarían gratis a la isla, uno de ellos se quedó. Los otros tres, tras gestiones de última hora -entiéndase pedir dinero a amistades y desconocidos- lograron reunir el dinero del 50% que pagaría el Ministerio de Relaciones Exteriores de Rusia. Azur Air mantuvo su palabra.

Fue decisivo el apoyo de Azur Air y específicamente de Anastasia Dyumulen, directora del departamento de política de información y comunicaciones de la aerolínea, nos ayudó mucho con los cubanos“, relató Birman a Sputnik ayer tres de junio.

“Tratamos de que se fueran esos 4 y hasta más. La compañía y el Minrex ruso estaban dispuestos a ver la posibilidad de dar algunas plazas humanitarias gratuitas, pero no fue posible coordinar a tiempo por malentendidos con otra parte implicada”, explicó Voronkova a Sputnik.

Esta “otra parte implicada” de la que habla Sputnik es el cónsul cubano en Moscú.

Para los libros, porque sí, claro está, siempre hay “declaraciones”, quedó lo dicho por la Embajada cubana en Moscú, a través de un comunicado.

Según ellos, “entre sus ciudadanos que regresaron a la isla se encuentra también un grupo de funcionarios, trabajadores y sus familiares de la Misión diplomática, así como estudiantes cubanos que forman parte del Programa de las 100 becas que ya habían concluido el curso académico“.

Escandell, por su parte, le escondió a la agencia rusa la historia de la embarazada y los tres cubanos con patologías crónicas que hubiesen podido viajar de gratis a la isla. Habló, eso sí, de “23 ciudadanos cubanos y 43 estudiantes que culminaron estudios acá en Rusia”, y que se fueron.

Escandell ocultó que Voronkova y Birman estuvieron más de 3 horas intentando convencerlo de que solo hacía falta una carta para el Minrex ruso para que esos cuatro casos pudieran regresar a Cuba, GRATIS.

Escandell no solo no escribió nada; aparte de poner en duda la veracidad de lo que le habían contado Voronkova y Birman, terminó hasta siendo ofensivo con ambas.

La historia no la he inventado yo. Con un poco de ayuda de un buen diccionario online, toda la triste verdad de este bochornoso caso está escrita aquí.


Tanto Birman, como Voronkova, lo contaron en sus propios perfiles de Facebook.

¿Alguna respuesta por parte del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba o del canciller Bruno Rodríguez Parrilla? La esperamos.

por Roberto A.

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2 Comments

  1. A ese cuento le faltan hojas. El Cónsul cubano en Moscú no es un improvisado ni ingenuo para no hacer la carta si su Embajador ya se lo había indicado. Por algún motivo justificado no hizo la carta.

    1. hola, miriam

      gracias por compartir sus opiniones con nosotros. si todo esto ha salido en redes sociales, y el cónsul o la embajada de cuba en rusia de manera oficial no hacen aclaraciones, pues dejan espacio para versiones y múltiples especulaciones. Siempre una explicación a tiempo es más conveniente, aunque se tomen como excusas. Saludos y gracias

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