Durante un encuentro del Consejo de Defensa Provincial (CDP) de La Habana se analizó este lunes la propuesta de abrir un evento de transmisión local debido a la COVID-19 en el Consejo Popular Luyanó Moderno, del municipio de San Miguel del Padrón.
Según reveló el diario Tribuna de La Habana, “se aplicarán medidas extraordinarias para el control de la enfermedad”, debido a la presencia de un nuevo evento de transmisión local del coronavirus.
Este nuevo evento tuvo lugar cuando un grupo de indisciplinados tuvo a bien efectuar una especie de liturgia religiosa. Como resultado de esto, hay 10 casos confirmados de positivos de covid-19; personas que asistieron a “la fiesta” y que a su vez contagiaron a otras 12 personas, contactos directos (nueve de San Miguel y tres de Arroyo Naranjo). Otros seis contactos se encuentran en vigilancia.
Dice Tribuna que “el mencionado Consejo Popular abarca seis manzanas (353, 354, 355, 356, 414 y 413).”
“Las máximas autoridades de La Habana expresaron su preocupación por estos habitantes y visitarán próximamente el territorio afectado”, explica el medio.
Sin embargo, la noticia no refleja todo el amargo trago que representa saber que por causa de la indisciplina de unos pocos, otros doce se verán afectados. La población cubana, y una buena parte de otras poblaciones en otros países, parecen no tomar conciencia del peligro que representa el coronavirus.
Desde el oriente cubano, el diario Ahora revelaba este lunes que diez personas fueron llevadas a los tribunales por los delitos de propagación de epidemias – entre otros – y que algunos de ellos se les impuso la sanción de un año de privación de libertad por el delito de no portar nasobuco.
¿Qué sanciones se le impondrán a estos “fiesteros” que desoyeron las advertencias en su país, y decidieron hacer una liturgia religiosa y exponer su salud y la de los demás seres que le rodean? Es tan solo una pregunta.