En medio de la crisis con el coronavirus, a varios transportistas de la Empresa de Gases Industriales de La Habana no se les ocurrió nada mejor y de más provecho para sus bolsillos que robarse unos balones de CO2 y Oxígeno, los que luego vendían ilícitamente a chapisteros, fábricas de refresco u otros negocios privados. Los malechores, ahora, están tras las rejas.
Estamos hablando de balones de gases, como esos de Oxígeno, que se distribuían a centros de salud que albergan a pacientes enfermos de coronavirus. Si algo ataca el coronavirus son los pulmones; si algo precisan los enfermos, es oxígeno, y a estas “lumbreras del hurto”, entre los que hay cinco acusados, el chofer del camión y los estibadores, se les ocurrió robarse los balones de oxígeno.
Por el acto vandálico ahora enfrentan no pocos cargos delictivos, y con justicia la población no podrá ni siquiera sentir lástima por ellos, pues prácticamente firmaron – intentaron firmar – la sentencia de muerte de algunos enfermos.
Un operativo llevado a cabo por el Departamento Técnico de Investigaciones del MININT dio al traste con las intenciones de estos sujetos que, puestos de acuerdo se apropiaron de 57 balones de oxígeno medicinal y CO2, de los cuales solo 16 llegaron a su destino oficial. No solo estamos hablando del transportista, sino de las personas que ilegalmente recibieron el servicio y que firmaron el recibido, como si toda la mercancía hubiese sido entregada.
El hecho pone en evidencia una vez más el poco control de la economía socialista, y del escaso rigor que en los centros de salud se lleva a cabo con los insumos.
En declaraciones dadas a la TV Cubana, Yariel Concepción Barroso, Jefe de Sección Departamento Técnico de Investigaciones, dijo que los implicados son procesados por un delito de Actividad Económica Ilícita, mientras que los trabajadores por cuenta propia que serían los destinatarios de la mercancía, han sido acusados de Receptación. Uno de ellos, justificó su pena.
Al hablar de cómo tiene que luchar para sobrevivir dijo:
“Como todo el mundo, uno tiene que hacer a veces cositas”.
Por estos días son numerosos los casos de personas que han sido apresadas por delitos relacionados con robo y acaparamiento.
Sucedió la semana pasada en Cienfuegos; sucedió hace apenas unas horas en Las Tunas; sucedió a finales de marzo en la Isla de la Juventud, cuando la policía arrestó a un hombre por el robo de dinero y cuatro sacos de café en una bodega.
También en una bodega, pero en Colón, provincia de Matanzas, unos ladrones robaron café y artículos de aseo. Tan malos ladrones fueron que resultaron apresados en 12 horas.
La administradora de una bodega, en Villa Clara, se quiso robar 283 libras de papa a principios de abril; y ayer, otro hecho que sin dudas iba camino a ser un robo, fue detectado en una cafetería en la provincia de Villa Clara.
Y es que entre tanta escasez, siempre aparece quien necesita “desviar algo” para revenderlo luego. Solo que, balones de oxígeno, ahora mismo, valen más que todo el oro que tenían los incas en el Perú a comienzos del siglo XV.
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