Orlando Verdecia Arango, el chofer de la Base de Transtur La Cujae en La Habana, quien en días pasados fuera identificado como un caso grave en la isla, entre los cientos de cubanos infectados con coronavirus, ya se encuentra fuera de peligro y al dar declaraciones a la prensa ha hecho la siguiente afirmación al hablar de los médicos que le atendieron:  “Ellos me arrebataron de las manos de la muerte”.

Así aseguró Verdecia Arango, de 55 años de edad, en declaraciones recogidas por el diario oficialista Cubadebate.

Aún ingresado en el Hospital Luis Díaz Soto , el transportista dijo que “quisiera conocer a los médicos que le trataron,” como muestra de agradecimiento temprano a quienes sin duda ni pagándoles en oro, uno retribuye lo que hacen por nuestra salud.

Verdecia Arango ya no está conectado a ningún aparato y se encuentra en una sala de recuperación.

Lejos estaba de imaginar él que aquel día en que trabajó con un grupo de turistas franceses iba a contraer el maligno virus. Todavía en Cuba no se tenía una percepción real del peligro, y pocos le conocía. A Verdecia Arango le tocó “conocerlo de frente”, y de la peor manera posible.

“Este virus criminal no tiene cara y por ello la población debe adoptar todas las medidas. No sean irresponsables”, dijo el hombre desde la cama del hospital.

Desde este miércoles Verdecia Arango fue trasladado a “terapia intermedia”, luego de varios días en “Terapia Intensiva”. Orlando ya pudo hablar también con su esposa Odalys Aguinar Riera.

Sobre él circularon no pocas mentiras, más por desconocimiento que por maldad. Al hablarse de que un chofer de Transtur se encontraba grave y hospitalizado, no pocos lo confundieron con alguno de los choferes de Transtur que ayudó en la evacuación de los cruceristas del MS Braemar; así que Verdecia puede decir que escapó dos veces de la pelona: una, la real, la otra, la que te dan “los malos ojos”.

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