Un informe cuestiona la muerte del joven cubano Roylan Hernández Díaz, que se encontraba bajo custodia de ICE, y dice que esta pudo evitarse.
Detalles sobre la muerte del cubano que se suicidó en una cárcel migratoria de los EE.UU. en el estado de Louisiana, mientras se encontraba bajo cuidado del Departamento de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE), han salido a la luz pública.
Estos detalles hablan mucho sobre el modo en que son tratados los reos; sobre el modo en que son vigilados; sobre el modo en que les importan a las autoridades. ¿Les importan?
En realidad, el informe lo cuestiona; dice que la muerte del joven cubano Roylan Hernández Díaz pudo evitarse.
Sobre el suceso se pronunció en días pasados Human Rights Watch; ahora, los hechos hablan sobre la violación de políticas establecidas en cuanto a los cuidados de los migrantes por parte de los carceleros. Recuerden que estamos hablando de “migrantes”; gente que, en algunos casos, incurrieron en un solo delito: entrar ilegalmente al país, otros ni eso.
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Es decir: estamos hablando de personas que no son estafadores, ni extorsionadores; ni depredadores sexuales, ni ladrones ni asesinos. ¿Por qué la indiferencia hacia ellos? ¿Por qué tratarlos como si fueran un número más o una carga de trabajo?
Con relación al caso de Roilán ha quedado establecido que los carceleros violaron el reglamento del Departamento de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) que establece claramente que los migrantes detenidos en confinamiento solitario deben ser observados cada 30 minutos.
Un video de vigilancia de la instalación muestra como un guardia de la cárcel realizó dos visitas durante la hora anterior al hallazgo del cadáver. El hombre llegó, se detuvo, escribió en una carpeta y ni siquiera miró al interior de la celda. Otro que lo hizo sucedió hizo igual. Y otros que llegaron después.
Roylan Hernández Díaz se quitó la vida a los 43 años. El joven llegó a la frontera sur de Estados Unidos en mayo de 2019. Se presentó legalmente en un puente fronterizo en El Paso, fue detenido y finalmente transferido al Centro Correccional de Richwood en Monroe, Louisiana.
Roilán fue puesto en confinamiento solitario luego amenazar con una huelga de hambre después de que se le negó la libertad condicional.
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