El transporte: una asignatura eternamente pendiente

Perfeccionar el transporte: asignatura que parece eternamente pendiente para el gobierno cubano

El gobierno cubano se ha propuesto perfeccionar el sistema de transportación de pasajeros, o al menos eso fue lo que declaró al medio oficialista Granma Luis Ladrón de Guevara, directivo del Ministerio de Transporte. Otra asignatura que parece eternamente pendiente en la isla.

Ladrón de Guevara ofreció cifras el periódico, según las cuales el traslado de los pasajeros había mejorado mucho, pero aún era insuficiente. Así, destacó una transportación promedio en la capital de un millón 200 mil personas diarias. No se refirió nunca a los tiempos de espera.

En la calle no se respira lo mismo. Para algunos el gobierno está acometiendo la tarea por las vías incorrectas. La primera, totalmente absurda, entrar en una guerra sin cuartel con los cuentapropistas, quienes soportan buena parte de la carga del transporte.

¿El resultado? “Cada vez menos carros, o taxis directos. El tiempo de espera en una parada aumenta cada vez más, las guaguas no paran, en fin, un caos”, comenta una transeúnte.

La situación se agrava porque, de acuerdo con el transportista Rubén, “para el perfeccionamiento es imprescindible que los particulares queramos vincularnos, y no se suma imponiendo. En definitivas, la gente en la calle está tan desesperada con la situación que nos paga como antes; pero ya ellos restaron unos cuantos chóferes para apoyar con la población”.

La segunda idea es, si se puede, más descabellada. Y es que los dirigentes del país pretenden solucionar los problemas de transportación de pasajeros vendiendo carros de hace diez años en más de 70 mil dólares, lo cual ha provocado la indignación.

“Y para atrás iremos, pues para tener un auto de esos, el cubano promedio debe vender casa con familia incluida, eso si tiene más de tres hijos; con menos le faltará dinero”, apunta Juan José, dependiente de un agromercado.

Con ninguna de las alternativas avanzamos, por eso no es extraño ver cada vez más ciudadanos en bicicletas, como cuando el llamado Período Especial de los 90. Adrián, por ejemplo, fue hoy desde Centro Habana hasta Regla en la suya, por el Anillo del Puerto. “De lo contrario no llegaba. Salí de mi casa para la parada a las 8:40 y a las diez no había salido de allí. Volví para atrás, cogí el chivo y a pedalear”, nos cuenta.

El transporte interprovincial

El transporte interprovincial tampoco está en buen momento. La recién reformada Terminal de Ómnibus no está vacía en ningún momento del día. En la noche menos. De todos los rincones de La Habana llegan personas dispuestas a viajar, quienes permanecen allí a veces por más de un día, sin lograr un pasaje.

“Aparentemente, la coyuntura había terminado, pero los viajes interprovinciales no se restablecen del todo. Aunque es la muerte, pues las colas son infernales, se ha vuelto preferible ir a la agencia de pasajes de Tulipán. El servicio de 72 horas habilitado aquí no funciona, y la lista de espera está peor”, declara Leydis, quien permanece con su pequeña en el suelo del establecimiento.

Por su parte, Carmen, quien despacha en el servicio de pasajes de última hora, explica que allí se venden “los pasajes sobrantes de las agencias y, últimamente, no están quedando nada. Si acaso entran cinco o seis boletos por destino, nunca más de diez. El gobierno está intentando levantar la transportación por trenes para quitarnos un poco de carga a los ómnibus, pero la gente no lo solicita”.

En efecto, el impacto de los trenes de antaño en la mente de los cubanos nos hace huirles “como el diablo a la cruz”. “Un suplicio, vigilando los maletines en cada parada, con los baños sucios e incomodísimo”, recuerda Amparo.

Aun así, Ladrón de Guevara se muestra optimista y pondera la labor del MITRANS en la mejora del transporte ferroviario en servicios interurbanos de mediana y larga distancia, “nuevas formas de cobro de pasaje, la integración de diferentes modalidades de transporte, sistemas inteligentes de transporte aplicados a la movilidad; fortalecer la calidad de los servicios, reforzando los controles establecidos para proteger a la población”.

Las promesas suenas alentadoras pero, la realidad es que los ciudadanos necesitan transportarse y el gobierno, presuntamente, no cuenta con los medios.

Texto y fotos: María Carla Prieto

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