Con esta primera restauración capital, la Iglesia de Reina podría recuperar el esplendor de su estructura neogótica
La Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús y San Ignacio de Loyola o la Iglesia de Reina, como mejor la conocen los habaneros, cumplirá 97 años en el próximo mes de mayo y se encuentra a la espera de la primera restauración completa que aleje de ella los tonos grises y le devuelva el esplendor a su estructura neogótica.
La popular edificación enclavada en la calle Reina del municipio Centro Habana nunca ha tenido una remodelación capital. “Estamos rozando el centenario y solo se ha retocado la pintura de la fachada en ocasiones muy especiales, como por ejemplo, ante las visitas papales. También de manera esporádica y bajo la coordinación del Estado han traído mangueras con agua para lavar un poco las paredes exteriores y espantar el hollín que las cubre”, cuenta una de las encargadas de cuidar el templo durante el horario de la mañana.
A juicio del arquitecto Aníbal Rodríguez, el paso del tiempo termina haciendo mella en todas las cimentaciones. “Por eso es tan importante mantener un proyecto de rehabilitación que impida los desastres a largo plazo. Si bien en la Iglesia de Reina no es tan grande el deterioro, en comparación con otros inmuebles, podría estar mucho mejor conservada. Estamos hablando de un ícono de la arquitectura religiosa, específicamente del estilo neogótico de entre los años 1914 y 1923, en la que destaca una torre de aproximadamente 50 metros de altura. Constituye un símbolo perpetuo para la urbe, específicamente para esa avenida a la que muy pocos llaman por su nombre actual, Simón Bolívar. Todos se refieren a ella como Reina y con esa misma identificación nombran a la parroquia. Por tanto, debería ser tratada como lo que es, una verdadera obra de arte”.
Hace unos meses, algunos ciudadanos y expertos advirtieron acerca de una peligrosa inclinación que observaban en la aguja neogótica que identifica a la Iglesia de Reina. “En ese momento se movilizó una brigada de intrépidos jóvenes que se colgaron de cuerdas a la altura de la cruz, hicieron algunos remiendos, pero es incuestionable que se precisa de una obra reconstructiva a mayor profundidad”, añade Irma, una de las feligresas.
Aunque persiste el rumor de que el nuevo plan de restauración de la Iglesia de Reina contará con la participación de la Oficina del Historiador de la Cuidad, el sacerdote Juan Miguel, párroco de allí, explicó que será la iglesia, exclusivamente, la que correrá con todos los gastos y quehaceres que requiere la etapa de remodelación. “La iglesia es quien ha seguido todo este proceso, y por ende, la única responsable de él”.
Por su evidente deterioro, los techos son uno de los elementos que más preocupan y constituyen prioridad durante el período de renovación. “A veces se ven manchados y hemos llegado a temer que se desprenda algún fragmento mientras los fieles están en el templo”, asegura el sacerdote.
Aunque se desconoce tanto la fecha de inicio de las maniobras como el período de durabilidad, la comunidad espera que este año los andamios traigan buenas nuevas para quienes admiran una de las construcciones más emblemáticas de la cuidad. “Será un proceso largo y trabajoso pero valdrá la pena si la iglesia de Reina vuelve a brillar, dice esperanzado Eladio Acosta, vecino del lugar.
Texto y fotos: Lucía Jerez
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