Caballos expuestos al Sol, sin tomar agua, se parquean día tras día en los alrededores del Paseo del Prado, mientras sus dueños los explotan como si fueran “taxis para turistas”.
“Taxis para turistas” parqueados en el Paseo del Prado se deshidratan y sufren insolación a la espera de que algún ilustre visitante extranjero aportador de divisas al país, salga de su rica y climatizada habitación en el Hotel Prado, el Manzana Kempinski – justo enfrente -; el Plaza, el Inglaterra o el Saratoga, y se trepe a bordo.
Estos “taxis para turistas” están habituados ya a efectuar un largo andar por las calles de La Habana, mientras el cochero y propietario se convierte en guía turístico-cultural de canadienses, alemanes, ingleses, rusos e italianos.
Algunos dirán que estos caballos tienen suerte que esta zona de La Habana es bien plana; que los extranjeros no suelen permitir que se les den latigazos, pero la verdad es que estos equinos no pidieron estar ahí; no tiene por qué arrastrar con su esfuerzo a cuatro y cinco personas mientras caminan a la intemperie, muchas veces sin tomar agua y con una deficiente alimentación.
La verdad es que sus dueños los miran muchas veces como el título de esta nota indica: como taxis para turistas.
Si existiera la más mínima voluntad de considerarlos seres vivientes con derechos a una vida plena y saludable como la que tiene Usted o tengo yo, las autoridades del país exigieran mejores condiciones en el “parqueo”. Pero no; Cuba adolece de una ley que brinde bienestar animal a las bestias y mascotas, que viven desprotegidas a la merced de sus dueños, y de la indolencia y el odio humano.
Por el momento, hay que reconocerlo, no se vislumbra por parte de las autoridades cubanas una voluntad para darle una salida a este problema. Pasear en coche, dirán no pocas autoridades del turismo, “forma parte del folclor”, tanto como lo es disfrazar con vestidos del Siglo XVII y XVIII a no pocas mujeres – mujeres afrocubanas en su inmensa mayoría – y situarlas por los alrededores de la Habana Vieja para llamar la atención del ojo extranjero que, mientras camina, disfruta un viaje en el tiempo a la Habana Colonial, en pleno Siglo XXI.
Es por ello que en el Paseo del Prado están expuestos al sol, sin agua y sin alimentos, estos “taxis para turistas”; porque al MINTUR, mientras le entre la divisa, no parece interesarle mucho el bienestar de estos caballos.
por Roberto A.
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