Difícil está conseguir carne de cerdo en Artemisa. Desde que comenzara el 2020, y paulatinamente, la escasez se hace evidente

La Empresa Porcina de la provincia Artemisa tuvo entre sus prioridades durante el 2019 “producir y comercializar toneladas de carne de cerdo de alta calidad” para asegurar el abastecimiento durante todo el año. Sin embargo, los comienzos del 2020 dibujaron un panorama diferente en el territorio cuando por los alrededores escasean las ofertas para obtener el demandado producto.

“Después de fin de año la situación ha cambiado. Antes ibas a cualquier lugar y comprabas tus libras sin problema, a veces hasta sin colas. A medida que pasó enero fueron disminuyendo los puntos de ventas estatales que ofrecían carne de cerdo hasta el punto de permanecer cerrados por un tiempo”, comenta Denis.

El déficit, según cuentan los pobladores, tuvo su origen luego de las jornadas festivas de diciembre. Desde ese momento, el mercado privado es el único con carne de cerdo para suplir las necesidades de los ciudadanos pero la constante vigilancia de los inspectores por hacer cumplir los precios topados ha llevado a la ruina a muchos de los establecimientos.

Luis Alberto tiene un puesto de venta en el reparto Pastorita, en la cabecera municipal. Dice que su última multa fue de 1000 CUP y le recogieron toda la carne del mostrador. “Esa cantidad era más de lo que podía tener en mis manos si lograba venderla”, afirma.

“Están acabando. Ellos no tienen como satisfacer las necesidades del pueblo y entonces se empeñan en quitarnos a nosotros, que somos la última esperanza de la gente. Dentro de poco aquí no va a ver qué comer”.

Durante la denominada “situación coyuntural”, Artemisa dio a conocer un grupo de medidas para con un mínimo de combustible ser más “eficientes” en la entrega del alimento animal y continuar con su tradición de ser la mayor productora de carne de cerdo en la isla. Pero, al parecer los esfuerzos no mostraron efectos a largo plazo.

“En Cuba solo se come pollo y cerdo y ya no se sabe cuál de los dos está más complicado conseguir”, declara Urbano, residente en el consejo popular Rancho. “Aquí la mayoría de los campesinos crían pero como está tan complicado resolver que darle a los puercos para engordarlos, prefieren no venderlos antes que dejarlos baratos y que al final sea una pérdida”.

La mayoría de los productores artemiseños tienen un convenio con el Estado para obtener de este el 70 por ciento de la comida y asegurar la compra del porcino cuando llegue al peso acordado en el contrato. No obstante, la dificultad para conseguir los alimentos, sobre todo el pienso, hace que el cochino nunca llegue a un peso adecuado y por tanto, sea comprado en menor precio, lo cual afecta las ganancias del dueño.

“Ya no vale la pena hacer trato con el gobierno, son una trampa. Por dondequiera te quitan, ni comida, ni dinero y por encima de eso te exigen pagar los impuestos como trabajador privado que cada vez son mayores y nos perjudican a nosotros, quienes nos partimos el lomo cuidando corrales durante horas para poder vivir”, reclama Pablo, campesino del poblado de Caimito.

La occidental provincia fue una de las últimas en aplicar el control y establecer los precios topados en el sector agropecuario pero esto no ha impedido que vayan desapareciendo de las tarimas las diferentes viandas, hortalizas, y en estos momentos sobre todo, la carne de cerdo.

Texto y foto: Vladia Rosa García


 

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