Mujeres recuperadas de cáncer de mama tendrán ahora la opción de hacerse un tatuaje en Risink Tattoo para cubrir sus cicatrices
Risink Tattoo es un proyecto desarrollado por tres tatuadoras cubanas. Lo que las distinguió desde un inicio no fueron precisamente sus diseños, sino la intención de crear un estudio integrado solo por mujeres. Representan un pequeño núcleo que lucha contra los estereotipos que de por sí supone este oficio, pero también tienen una proyección social muy marcada en cuanto a la igualdad y a los derechos de las féminas.
A propósito del Día Internacional de la Mujer en el ya cercano mes de marzo, Risink Tattoo quiere hacer tatuajes con un fin más estético a aquellas recuperadas de cáncer de mama que han enfrentado la mastectomía.
“Queremos ponerlo en práctica desde nuestro estudio. Es un gesto muy humano que puede hacer cualquier tatuador. Pensamos iniciarlo durante el mes de marzo por lo que significa en cuanto a derechos y logros femeninos, pero vamos a mantenerlo después. O sea, siempre recibiremos a estas personas que sufrieron la mastectomía y deseen cubrir sus cicatrices”, dijo a Cubacomenta May Llanos, una de las tatuadoras.
“Hasta ahora no nos han escrito muchas, pero estaremos informando a través de las redes sociales y otras vías para que llegue a todas y sean más las que se decidan. Nunca antes hemos hecho este tipo de trabajo específicamente, por lo que estamos documentándonos con médicos y cirujanos. Si bien somos tatuadoras profesionales es distinto el tatuaje corporal a esto, dado que en ocasiones son cicatrices y es una zona muy sensible” añadió Amanda, otra de las integrantes del equipo.
Ana Luisa García tiene 42 años y desde los 36 se sometió a la extirpación de las glándulas mamarias de su seno derecho, producto de un nódulo maligno. “Después de un tiempo de operada me lo reconstruyeron, injertaron tejido de otros lugares y ahora luce incluso del mismo tamaño que el otro. Sin embargo, no tengo el pezón ni la areola, y aunque doy gracias a Dios por estar viva, es un asunto muy fuerte con el que he tenido que aprender a lidiar cada vez que me miro al espejo. Nunca valoré tatuarme, porque no sabía que en Cuba estaban esas opciones. Ahora quiero pensarlo y quizás eso cambie mi apariencia física y mi estado espiritual”.
Para Sonia Montes, quien también es convaleciente de cáncer de mama, “el hecho de que exista la posibilidad es un alivio, dentro del pesar, para las mujeres que sufren este padecimiento. Sobre todo, para quienes lo afrontan desde edades tempranas y necesitan aceptarse ellas mismas y ser aceptadas por la sociedad”.
La doctora Ángela Díaz explica que a nivel internacional se trata de una práctica común en féminas que han sido sometidas a este tipo de cirugía. “No hay dudas de que constituye un apoyo, principalmente espiritual. Además de las múltiples consecuencias que este trauma deriva en el organismo, son incalculables los daños que deja en el alma de quienes lo viven. Hay factores psicológicos importantes que median y la preocupación por el aspecto físico es un tema recurrente”.
“No obstante, es preciso ser cuidadosos a la hora de tatuar en estas áreas del cuerpo que de por sí tienen un tejido débil, más aun si se les ha aplicado una incisión o si ha recibido radiaciones directas. Es por eso que la asesoría de un especialista siempre es importante”, agregó la doctora.
Según un informe publicado por el Ministerio de Salud Pública de la República de Cuba en el pasado mes de octubre, el cáncer es la segunda causa de muerte en la isla, y en específico el de mama ocupa el primer lugar en incidencia. Durante el año 2018 se registraron 3748 pacientes con esta enfermedad y para el 2030 se espera que la cifra ascienda a 52 000.
Texto y fotos: Lucía Jerez