Los pequeños y medianos agricultores en Cuba están sintiendo los efectos de la sequía. “Perdemos más de lo que cosechamos. Y eso el gobierno lo sabe”, se lamentan los campesinos
Muchos campesinos cubanos que practican una agricultura de subsistencia, sin mecanización y dependiente de las bondades de la naturaleza, están sintiendo la escasez de agua y cómo repercute en sus producciones.
José Antonio tiene una pequeña parcela de tierra en el municipio Unión de Reyes, provincia Matanzas. De ella cosecha las viandas, la ensalada y algunos granos con los que se alimenta su familia. “Cada vez mantenernos se nos pone más difícil. No llueve y nuestros cultivos dependen de eso para crecer. En mi campo no se trabaja con aparatos desarrollados. Yo, por ejemplo, no tengo turbina ni sistema de regadío”.
En la XIV Conferencia Internacional sobre Ciencia y Tecnología de los Alimentos, celebrada el pasado año en La Habana, investigadores dijeron que el 76 por ciento de todas las áreas cultivables tienen suelos pocos productivos, lo cual hace imprescindible un tratamiento especial y que cuenten con las condiciones climáticas necesarias.
“Ellos exigen pero no se dan cuenta de que el problema se nos va de las manos. ¿De qué manera vamos a producir si no hay con qué? Las semillas que conseguimos con mucho esfuerzo están plantadas en el suelo. Pero la tierra está seca, cuarteada, con grietas y eso no lo resuelve una pipa de agua, sino un aguacero de esos que hace rato no se ven”, manifiesta Eusebio, quien pertenece a una Cooperativa de Créditos y Servicios en Mayabeque.
A finales del 2019 la prensa oficialista de la isla daba a conocer el comportamiento de las precipitaciones. Se aseguraba que los embalses solo alcanzarían el 67 por ciento de su capacidad de llenado, lo que incide directamente en la población y en el desarrollo de las actividades agrícolas.
Algunos de los cultivos que sufren las consecuencias negativas del “caliente” clima tropical son el arroz, la papa y el tabaco, los cuales necesitan la humedad del ambiente para crecer. El Estado ha encontrado como solución importar algunos de estos víveres como el arroz que llega de nacionalidades como Brasil y Vietnam, en un intento de satisfacer las demandas de los ciudadanos.
“A veces, nosotros mismo inventamos los regadíos con tubos viejos empatados con mangueras pero no sirve de mucho porque tampoco tenemos un lugar con agua suficiente para ello. Se necesitaría además, un río, una presa por donde hubiese abundante agua y luego poner una turbina que extraiga el líquido y bombee”, declara Julián, que cosecha tabaco en la provincia de Pinar del Río.
“Por eso es que la gente dice que no hay nada, si aquí donde se siembra nos las estamos viendo negra, imagínese en la ciudad que nadie trabaja la tierra”, explica Antonio.
En el debate del Plan de la Economía para 2020 el Estado reconoció las insuficiencias del sector a partir de una extensa lista de insumos desaparecidos como el café, el maíz, el plátano, el tomate y otra vez, el arroz.
“No existe cosa más triste que saber que ya el ciclo cumplió su tiempo y otra vez no van a germinar las semillas. Perdemos más de lo que cosechamos. Y eso el gobierno lo sabe, porque lo decimos dondequiera, pero se hace el de la vista gorda y la ayuda para los medianos y pequeños productores nunca llega”, comenta Raúl.
El último boletín divulgado por la organización regional Caribbean Climate Outlook Forum (CARICOF) asegura que una sequía a largo plazo afecta a Cuba y a gran parte del territorio del Caribe. Además, advierte que se sentirá con fuerza hasta el mes de abril, coincidiendo con el período del año de menor precipitaciones en la región.
Texto y fotos: Vladia Rosa García