Amantes fogosos y no tan fogosos en Las Tunas se enfrentan a un grave dilema por estos días: ¿cómo hacerle el amor a tu pareja si no hay preservativos?
Periodistas del portal Tiempo21 salieron a la calle a entrevistar a los ciudadanos, y la respuesta fue unánime; todos están preocupados porque el útil condón no aparece ni en los centros espirituales.
Variadas fueron las respuestas, pero la respuesta que en verdad esperan los entrevistados es que el condón vuelva a aparecer, y abandone ese estado temporal de “objeto de culto”, que provocan todas las desapariciones forzosas.
“Mucha gente anda atrás de eso, locos, y no lo hay en ninguna parte,” confesó una entrevistada.
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Otro dijo que se ha cansado de buscar preservativo “donde quiera”.
“Y no, no hay preservativo,” expresó. A la pregunta de “¿cómo usted resuelve?” confesó:
“Ese es el problema; cómo resolver”.
Otro, evidentemente en plan bromista dijo que él no usa preservativos “porque él no se ha casado todavía”.
Tiempo21 reconoce que en el pasado, se vendía hasta en las cafeterías; y que incluso era más fácil encontrar preservativos que otros productos propios de un centro gastronómico. Mientras tanto, los tuneros “tienen que inventarla”. O “ampliar el ciclo” con el que le hacen el amor a su pareja.
Lo cierto es que la población cubana, a través de las diversas campañas educativas que el país ha realizado desde hace varias décadas dirigidas a evitar la propagación de las enfermedades de transmisión sexual, sabe que para tener “sexo seguro”, hace falta el preservativo.
Trabajadoras de una farmacia dijeron que hasta el pasado mes de agosto, la distribución de los preservativos estuvo “más menos”. Sin embargo, ya a finales de agosto, durante todo el mes de septiembre, octubre y hasta la fecha, ha estado en déficit.
“No ha entrado”, dijo una de las entrevistadas.
Y sin condón, el amor tampoco entrará. Ni por la cocina ni por la ventana de la sala, porque como diría el cantante Paulito FG cuando pertenecía a la Orquesta Dandén, con el condón “evitarás el SIDA”; y nadie, absolutamente nadie, quiere correr el riesgo.
por Roberto A.
