Los pomos plásticos o pepinos, como se les llama en Cuba, tienen una larga vida útil. Casi nunca se botan, se reutilizan de diversas maneras

“Todavía no conozco una casa cubana que guarde el agua potable en otra cosa que no sea en pomos plásticos reutilizados”, dice Elena mientras me muestra el interior de su refrigerador.

“Una vez se regó la bola de que era malo congelarlos porque podía dar cáncer, pero desde que tengo uso de razón los utilizo, y no padezco de nada”, agrega la señora de 52 años.

En Cuba los “pepinos”, como se les llama, pueden sacar del apuro hasta en las más extrañas situaciones; por eso es imperdonable que falten en los hogares.

María los guarda en la estantería del patio. Después, en dependencia de para lo que los necesite, los lava con bastante agua y detergente y quedan como nuevos. “De siempre el plástico se recicla. Nada de botarlo porque el pomo pequeño en la shopping cuesta 12 CUP y el grande 20 cuando los hay; si no, tienes que pagar hasta 50 CUP por uno de estos últimos”.

“Nunca me faltan, porque su material enfría muy rápido y es lo más factible para que la niña lleve el agua y el jugo a la escuela. En las TRD venden unos pomos más bonitos pero cuestan de 8 a 12 CUC y no se puede pagar tanto por algo tan sencillo como eso”, aclara Daniela, madre de una pequeña de siete años.

En algunos negocios particulares constituyen la materia prima fundamental. “Vendo el refresco dispensado a 10 CUP cada litro pero si no traen el repuesto, no despacho. Es que hasta eso se pierde en este país, y dependo completamente de los vacíos para trabajar”, expresa Magalis, vecina de Lawton.

Sin embargo, esta no es la única utilidad de los pepinos. “Si lo picas a la mitad, te sirve como maceta”, comenta Ana. “Es una alternativa sin costos, sobre todo fácil de encontrar y al final las plantas se dan mejor que en los recipientes de barro. Cortado, poniéndolo boca abajo, por la parte de la tapa, también funciona como embudo”, agrega.

En la enseñanza también los emplean. “En los círculos infantiles las educadoras los transforman para hacer los carritos de juguetes y simular hierbas en los huertos”, asegura Cristina. “Las tapas sirven de ruedas y lo demás es el resto del auto. Lo pintan, forran y al menos se divierten los niños. Para el césped, le quitan los extremos, lo pintan de verde y lo pican en tiras finas. Viven pidiéndole a los padres que donen el plástico sobrante en las casas para poder trabajar”.

También, en muchas escuelas primarias lo utilizan como portalápices. “Es una manera de organizar el puesto de estudio y que los escolares tengan donde guardar sus cosas. A veces les damos permiso para que ellos mismos lo adornen. Aquí sí reciclamos, no tenemos otra manera de obtener las cosas”, explica Laura, profesora.

Recipiente, útil de cocina, o juguete: los verdaderos usos de los pomos en la isla. “Nadie, que yo conozca, compra el agua en la tienda y luego desecha el envase. A nosotros desde que nacemos nos enseñan que nada se bota”, asegura Liliana.

Vladia Rosa García


 

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